Nuestro padre y maestro: Luis Serrano, pionero del fútbol femenino

            Los que nacieron en familia humilde y el dinero no les ha preocupado es esta vida más allá de mantener las necesidades básicas cubiertas, mueren humildes. Creo que esa es una de las mil cosas que le vamos copiando a nuestro padre a lo largo de los años. Hay muchas cosas más. El tesón por cumplir los sueños, por ejemplo. En eso era un artista. Él siempre fue sastre, cosa que aprendió en el colegio de huérfanos en el que se crio. Ya, ahí, empezó a formarse su personalidad de cinéfilo coleccionador. Siempre cambiando el pan de la comida con sus compañeros de clase por entradas para ver películas y guardando los programas de mano que le iban dando, semana a semana, en el cine. Ahora, la colección tiene más de 4.000 ejemplares (alguno datado de 1930).

            En el año 1975 nos trasladamos desde nuestro Madrid natal a Gran Canaria. Una oportunidad laboral le permitiría sacar a sus 4 hijos adelante sin los agobios de la época. Nos enamoramos de las Islas y aquí fijó su residencia para siempre. Con el tiempo, empezó a colaborar con equipos de futbol regional. De hecho, llego a ser directivo del isletero equipo del Artesano F.C. donde empezó a dibujar sus sueños que le llevarían a ser una persona importante por la trascendencia que tenían sus artículos en el diario Canarias Deportiva en el que empezó a colaborar. Tras su cierre, pasó a engrosar la redacción de deportes de La Provincia. Treinta años del periodismo más cercano; de ir a los campos de fútbol con su cámara de fotos; de escribir los artículos o, dependiendo de la urgencia; dictándolos desde una cabina de teléfono. Eran otros tiempos. Pero a él le llenaba el corazón su labor y el reconocimiento que recibía en los partidos regionales a los que iba. Sí, a esos a los que casi nadie se acercaba para hacer la crónica.

Esa es otra de las cosas que creo que hemos heredado. El trabajo de hormiguita, haciendo que los proyectos hablen por sí solos. Siempre intentando que el mérito se lo lleve el equipo y poniendo todo el empeño en que las cosas funcionen. Ese era mi padre. Ese quiero ser yo. El señor Serrano nunca tuvo un “no” para nadie. Los que me conocen a mí y a mis hermanos, ¿no les suena? Me enorgullece que, en cualquier campo donde se dispute un partido de fútbol femenino, nos digan: “vuestro padre fue un visionario que escribía las crónicas de los partidos de las chicas antes de que empezaran las ligas a funcionar”. De hecho, siempre nos vamos a quedar con la idea de que, los pioneros como él, fueron los que consiguieron que el fútbol femenino arrancara hasta lo que es hoy en día. Las hormiguitas hicieron el trabajo duro al principio. Fueron los imprescindibles.

Ahora que se ha ido, nos quedarán sus recuerdos; pero, sobre todo, sus enseñanzas y su imagen para reflejarnos en ella. Se fue en paz, rodeado de los suyos, tal y como había vivido. Eso también se lo quiero imitar.