Feminismo es Paca, que se marchó a Venezuela a trabajar, se llevó dos de sus hijas y dejó uno atrás. Toda una vida luchando por su familia y hoy el Alzheimer casi no le deja reconocer a sus bisnietos.

Feminismo es Mati que empezó a trabajar con 14 años y se hizo un hueco en un sector dominado por hombres mientras se preocupaba de que sus hijos se convirtieran en personas de provecho.

Feminismo es Isa, enfermera y madre soltera, todos los días da lo mejor de si por sus pacientes y su hijo.

Feminismo es Custodia, parte de mi familia, la segunda madre de mis hijos, responsable en gran medida de la educación y de los valores adquiridos por ambos.

Feminismo es Elena, luchadora incansable, madre ejemplar, compañera de vida, las heridas del camino la han hecho más fuerte.

Y Feminismo es Alexia, mi princesa, aprendiendo de su bisabuela, de su abuela, de su tía, de su nany y de su madre, que todo se consigue con esfuerzo y con trabajo.

Este es el feminismo que conozco, del que me siento orgulloso. Estas son las mujeres de mi vida. Cada una con su circunstancia, cada una dándome lecciones de superación todos los días.