Desde hace unos siete u ocho años , poquito a poco he ido restando presencia a algunos detalles, rituales y tradiciones que acompañan a todo tipo de festejos y celebraciones.
Reconozco que para otras personas siguen siendo vitales.
Ando de puntillas entre esas personas.
No seré yo quién les reste valor e interrumpa la felicidad que reciben y dan en estos detalles.
Tampoco quiero decir que hayan dejado de ser importantes para mí.
Pero sí que a veces las disfruto muy poco o nada .
¿Sabes cuando puedes adelantar o atrasar un reloj a tu antojo ?
Sin que esto sirva de nada porque el reloj del mundo no se ve afectado porque tú tengas el tuyo atrasado o adelantado …
Esa es la sensación que tengo todo el rato.
Es como estar dentro de un reloj que da las horas puntualmente y te marca qué hay que hacer a cada segundo , en cada minuto , a cada hora.
Tengo la sensación de que el segundero del reloj me empuja todo el rato.
De que el reloj me marca cuándo es en punto, cuándo y cuarto , cuándo menos veinte…
Cuándo y cuánto he de sonar cada vez que marca en punto.
En realidad , hay una parte de mi que no sigue el ritmo , que no llega , que no quiere llegar aún, o que está llegando todavía .
Siento cómo me golpean los ciclos creados por humanos .
Quiero acompasarme a los ciclos naturales.
Festejar , celebrar , felicitar, obsequiar…
Sin seguir la inercia del momento.
Que dar un regalo no tenga nunca más fecha en el calendario .