En plena vorágine política hace escasos dos meses, un buen amigo que me conoce desde niño y me sigue en mis desvaríos de las redes sociales me proponía un reto. La verdad es que los retos lo son, cuando realmente son capaces de romper con lo habitual y lo anodino, con lo evidente y esperado, además de con lo monótono o cotidiano.
Y Ustedes dirán: ¿cuál es el reto?. El reto era sencillo para mi, pero a la vez complicado. ¿Y eso cómo va a ser?………, la respuesta contiene innumerables variables que juntas, es imposible que produzcan algo susceptible de ser leído sin tergiversar, y por separado son demasiado simples como para generar la atención necesaria para ser un reto. Este amigo me sugirió: ¡¡Por qué no escribes algo bonito y esperanzador para Teror, sin tener en cuenta nada que tenga que ver con la política municipal!!. Como este amigo me conoce perfectamente, sabía que el guante iba a ser cogido inmediatamente, pero que requería de una terapia de choque similar a un tratamiento postoperatorio. Ver con ojos limpios y esperanzados, lo que te duele a simple vista, es una labor verdaderamente compleja que requiere de un proceso nunca abordado por mi. Pero,……..¡claro que sí!, por supuesto que es posible y……….., arrancamos.
Querer a nuestro pueblo de Teror es un acto que muchos promulgamos y practicamos sin siquiera, darnos cuenta en nuestro día a día. Muchos sentimos esa pertenencia y orgullo hacia Teror cuando alguien nos pregunta que de dónde somos y respondemos orgullosos, cuando algún compañero de estudios te llamaba “Teror” cuando estudiabas y tú respondías sin dudar, o cuando alguien que ha visitado nuestro pueblo te dice lo bonito que es. Sentimos orgullo, sentimos un escalofrío que va más allá de asimilar que, siendo de un pueblo minúsculo de una isla canaria, se te pueda hinchar el pecho y suspirar, saliendo un ¡ay! por tu boca que podría estar inmerso en una folía a una madre. Pocas cosas hay más bonitas que enorgullecerse de quiénes somos, de dónde venimos y cómo somos. La gente de Teror somos especiales dentro de la singularidad de la gente canaria, sin duda.
Siempre van de la mano el orgullo y la exigencia. Todos entendemos la diatriba de exigir cuando tu orgullo te aprieta. Esa sensación de descontento y cabreo mantiene un fondo puro donde tu conciencia, no permite observar devaneos ante la defensa de lo que es de todos, nuestro pueblo. Casualmente, el nivel de exigencia que cada uno quiera poner sobre el tapete, suele ir acompañado del nivel de involucración y conocimiento de lo que nos rodea, convirtiéndose por momentos, en algo cuasi-obsesivo en la lucha permanente por mantener los niveles de orgullo en lo más elevado de cualquier ranking al uso.
Nos envidian visitantes, pueblos vecinos y hasta desplazados que pasaron por aquí y exponen unos grados de añoranza superiores a cualquier otra comparativa, ¡por algo será!. Tenemos la suerte de vivir en un municipio donde la brisa y el fresco permanece inalterable muchos meses del año y, salvo la humedad reinante, la climatología permite disfrutar de Teror casi todo el año. Tenemos un Casco histórico peatonal que, si bien podría ser ampliado y eliminar mucho tráfico inútil que nos rodea, permite pasear y disfrutar de nuestro pueblo con seguridad. Tenemos una Basílica del Pino recientemente reformada que capta la atención de creyentes y no creyentes por su majestuosidad y sencillez, donde nuestra joya absoluta más ferviente, nuestra Virgen del Pino, nos abraza y ayuda sin miramientos en nuestro acontecer por la vida. Tenemos unos barrios que han crecido de la mano de los terorenses que decidieron asentarse en esos pagos y viven orgullosos su tenencia y pertenencia histórica, así como su desarrollo. Tenemos una Finca de Osorio única y señera, la cual vio crecer a muchos terorenses y que hoy en día es lugar de desconexión de lo mundano, y de conexión con lo espiritual.
Somos unos privilegiados por ser de Teror. Quienes lo somos de cuna, lo llevamos implícito en nuestros genes. Quienes deciden unirse a nuestro selecto club como residentes, lo valoran enormemente. Es así. Sentirte orgulloso y ponérsete la piel de gallina cuando te pones la ropa canaria el día 7 de septiembre, vas al Castañero gordo y arranca La Parranda de Teror la Isa de Candidito en la Romería del Pino, cuando ves cómo se quema el Judas en la Plaza de Sintes, cuando te comías los chochos en la Fuente en la tienda de Roque y oías reventar los tapones de corcho en el portabulto del coche de tu padre de camino a tu casa con el agua de la Fuente, cuando ves el espectáculo pirotécnico del Barco y el Castillo de los Dávila, cuando ves a la Virgen procesionar a tu lado por la Calle Real o cuando le cae la petalada del Día del Pino, cuando te comes un perrito caliente en la Bolera con el vaso de Clipper de fresa, cuando te comías un donut caliente que se derretía en la mano a las 6 de la mañana en Juanero recién salido de la fábrica del Hoyo, cuando te enteras del logro deportivo de algún Equipo o deportista de Teror, cuando le dan un premio o distinción a alguien de tu pueblo y orgulloso dices: ¡….de mi pueblo!, cuando suena el ¡Ay Teror! tocado por la Banda de Música, cuando se publica algo en la prensa de alguien de Teror y se te esboza una sonrisa en la cara, cuando se te escapaba la guagua de Utinsa en la Estación y te echabas a correr por la carretera de la Fuente para coger la guagua en el Puente Molino o, cuando te encuentras a alguien de Teror en las antípodas y te hace feliz compartir ese minuto con esa persona,……..todo eso es sentimiento de orgullo que nada puede igualar.
Esperar, desear, querer………, verbos con un significado enorme que es imposible explicar cuando sientes orgullo. Esperar por un Teror lleno de oportunidades como las que nos brindaron los emprendedores que nacieron en nuestras familias y que tanto bien y riqueza repartieron para todos con empresas señeras y líderes de sus sectores en toda Canarias, echándole gofio La Piña a la escudilla de leche que ordeñaba tu padre, comiéndote un donut comprado en la tienda de Paquito Gil, bebiéndote un NIK de naranja en el cumpleaños de tu primo en la azotea de tu Abuela, comiéndote la tarta de Benítez con la capa de chocolate de un dedo de grosor y el encalado de manises por el lateral o untando con el pan de campo, un chorizo de Teror. Esperar por un Teror donde la amplitud de miras y las oportunidades sean para todos, no siempre para los mismos y sus amigos. Desear que la mano que posibilita que nuestro pueblo mejore, progrese y evolucione, sea lo suficientemente independiente de opiniones sesgadas e interesadas como para ampliar los beneficios de todos, a la generalidad popular. ¿Querer………?: con sólo quererte, Teror, ya me siento orgulloso.