¿Es España un país ingobernable a la vista de los resultados electorales, que fuerzan a acuerdos difíciles de aceptar mientras en la casa de Feijóo tampoco se perciben buenas noticias? El nuevo año nos trae el forcejeo ya habitual con Junts, que esto no lo acepto, que lo otro tampoco. Y si el gobierno central quiere contar con nuestros votos en el Congreso, que se ponga de rodillas y rece un rato, que nos convenza gota a gota. A fin de cuentas, un Gobierno tan débil en la Moncloa es un gran regalito para Puigdemont. Su partido, con siete diputados, tiene la llave de casi todo, precisamente en el momento en que el independentismo baja en Cataluña, y los jóvenes están abandonando el delirio porque tienen otras preocupaciones, por ejemplo conseguir un trabajito que los saque de la casa paternal y, lo que es más difícil: lograr un piso de alquiler asequible. El llamado “procès” se va congelando, pero el chantajismo se incrementa.

Hay mucho más. Las zancadillas a la izquierda del PSOE también son visibles, siempre hay que ir más allá, poner chinitas en el camino, exigir lo imposible. En definitiva: ni por la izquierda ni por la derecha ¿Esto puede favorecer a Núñez Feijóo a corto o a largo plazo? La gobernabilidad no parece fácil, cada vez habrá mayorías más ajustadas, cada vez los pactos serán más difíciles de armar. Los votantes andan desencantados, y en las próximas elecciones europeas podrá comprobarse. Claro que esto es poca cosa si lo comparamos con los esfuerzos de Arabia Saudí en comprar el fútbol mundial y en tratar de convencer al resto de que son un país habitable, capaz de organizar unas olimpiadas de invierno en pleno desierto.

Otra vez las mascarillas, el cuento de volver a empezar. Los fantasmas del pasado vuelven a inundarnos la mente, pues los mensajes alarmistas de reproducen en todas las pantallas. La maldita pandemia nos robó dos años de nuestra vida, y ojalá no se vuelva a repetir más nunca.

Vacúnese, protéjase y recorra los pasillos de las rebajas con tres mascarillas superpuestas. No tosa ni estornude, cuide los síntomas de este mal que va y viene, siempre amenazante. Además, aquí abrimos el año tal como lo cerramos: con temperaturas por encima de lo normal, y con vertidos masivos de bolitas venenosas en las costas, ¿qué importa si nadie supo actuar, los vertidos abundan por allí pero nadie está vigilando, lo que suele ocurrir es que se pasan la pelota entre el gobierno autonómico y el central? Viene el calor incluso en el mes de enero, todo apunta a que la Tierra está a punto de llegar al umbral crítico de calentamiento de los 1,5 grados. Los registros indican que el año pasado, los termómetros globales estuvieron 1,48 grados por encima de lo habitual. Es decir, que ya casi llegamos a la temperatura límite. Y ahora, en el comienzo del 24, los científicos advierten que de aquí a marzo podrían superarse por primera vez en la historia la línea roja de doce meses seguidos con temperaturas muy adversas. 

Está diagnosticado por los psicólogos y los psiquiatras: el estrés postnavideño se puede producir cuando una persona tiene que volver a la rutina después de un periodo de intensos brindis, comilonas familiares, regalos de Reyes y toda la algarabía que se produce cuando te toca visitar los centros comerciales tratando de encontrar el chollo del siglo. El estrés postnavideño o postvacacional puede generar ansiedad, depresión, una mayor irritabilidad e incluso fuertes dolores de cabeza. Pero no se trata de una enfermedad sino una dificultad para responder a las obligaciones cotidianas.

Se puede resolver todo esto con técnicas de relajación, que tanta falta nos hacen en un mundo tan acelerado como el actual. Pero va a resultar difícil que nos relajemos mucho después de reconocer que Canarias es la frontera más mortal del mundo.