Volvió el ambiente del mundial de Suráfrica, la euforia en los bares y en las calles, las pantallas gigantes en las plazas, la gente otra vez enganchada a La Roja. Hay algunos expertos que señalan que el fútbol es la gran terapia para las crisis económicas, de este modo Brasil y Argentina enaltecen el espíritu nacional y olvidan sus mediocres condiciones sociales en base a sus grandes triunfos en las competiciones del balompié. Cuando España ganó su mundial, en 2010, en el extranjero señalaron la circunstancia de que para superar psicológicamente la grave crisis de la economía, lo mejor que nos vino fue ganar aquel trofeo gracias a los Xavi, Iniesta, etcétera. Catalanes y vascos en un mismo equipo, saltando por encima de los nacionalismos de vía estrecha. Lo añadió recientemente el señor Rufián, diputado de Esquerra, cuando señaló que la selección española gira alrededor de jugadores catalanes y vascos, que son los que de verdad empujan, mientras que el resto de los jugadores españoles más bien sestean.

En la final del 2010 en la alineación del equipo español frente a Holanda brillaron un vasco, Xabi Alonso; un andaluz, Sergio Ramos; un canario, Silva; un manchego, Iniesta; varios catalanes del F.C. Barcelona y además un madrileño, Casillas. Es decir: un cóctel variopinto. Entonces, algunos articulistas se hicieron la pregunta básica: ¿es el fútbol, y más concretamente la selección nacional de fútbol, lo único que nos mantiene unidos más allá de las tensiones separatistas?

Parece que es Inglaterra la nación que más ha invertido en fútbol en los últimos años, también Arabia y los Emiratos Árabes están procediendo a fichar jugadores de gran nivel pagando auténticos dinerales. Sin embargo, los ingleses –a pesar de ser quienes inventaron este deporte– no tienen grandes éxitos internacionales, lo acabamos de ver en la propia Eurocopa. Son ellos quienes han inventado aquella despectiva denominación de los PIGS, es decir, los cerdos, para referirse a los países mediterráneos que más éxitos han cosechado últimamente en las grandes competiciones. Y los PIGS son Portugal, Italia, Grecia y España.

Algunos críticos estiman que las ligas del sur de Europa son las que exportan más jugadores alrededor del mundo, y por eso esos deportistas tienen la oportunidad de estar compitiendo a un gran nivel durante todo el año y ser más polivalentes, lo que da lugar a tener una base amplia para armar una selección. Los que exportan más jugadores en el mundo son Argentina y Brasil en América, y en Europa tenemos a España, Croacia y Portugal. Cuando la bolsa caía y los precios se incrementaban, el fútbol español halló su generación de oro.

Hoy el fútbol es una gran industria, que mueve inversiones descomunales. La Premier es la que genera más beneficios, pero la Liga española también consigue buenas plusvalías, que se reinvierten en las federaciones territoriales. Y ahora ha vuelto el sentimiento de pertenencia a un país que no se veía desde hacía mucho tiempo, incluso las nuevas generaciones se han adherido al fútbol, mujeres, chicas y chicos vibraban también con los goles de Olmo y compañía. Y hasta en el País Vasco y en Cataluña se han colocado pantallas gigantes para que los aficionados contemplasen los partidos de la Roja.

Dicen los psicólogos que en periodos en los que el ánimo social está más bajo como consecuencia de las crisis globales, los aficionados se animan y se vuelcan con sus selecciones. Este mismo fenómeno lo viven ahora en Argentina, reciente campeón de la Copa América, que se enfrentará con España el año que viene en ese trofeo llamado la Finalísima.

Los dos jóvenes extremos, Nico Williams y Lamin Yamal, han generado entusiasmo y admiración a nivel internacional. Está claro que España ahora es un país multirracial y eso se refleja no solo en el gran incremento de la población sino también en el deporte. Está claro que cuando las cosas van bien, los deportes son un factor que propicia el entendimiento.