Los límites del humor: ¿existen o todo vale?

Empiezo diciendo que, para mí, se pasaron tres pueblos. La crítica viene a raíz de la letra de la chirigota gaditana Los Intocables al hacer referencia al incendio que destruyó un complejo de viviendas en Valencia esta semana, sin tener la más mínima empatía a las familias que han vivido esa tragedia. Recordamos que el balance de la catástrofe es de 10 muertos.

La frase, que se ha convertido en un hervidero de opiniones en las redes sociales es: “Muchos con la fiesta no tienen paciencia, que han adelantado este año las Fallas en Valencia”. Y qué quieren que les diga, para mí es de un mal gusto supino. Además, evitable. Que lo hace más grave. ¿Podrían haber sustituido esa frase por otra y la canción hubiera seguido siendo la misma? Sí, pues eso: evitable. Hacer daño del drama ajeno para divertirse unos pocos me parece carente de ética. Yo he escrito mucho chiste para los mejores humoristas del sitio donde resido y nunca me ha hecho falta estos recursos para subir la audiencia en televisión. Si tienes que emplear estos artilugios para escandalizar, es porque el chiste no se mantiene de otra manera. Falta de creatividad se llama eso.

Entiendo también a los que piensan que hay demasiado “ofendidito” suelto y que ya no se puede hacer humor con nada. Arévalo se reía de los gangosos y todos nosotros (menos los gangosos) reíamos con él. Yo soy el primero que hago chistes de gordos. Reírse de uno mismo da salud mental. Pero en Valencia hubo muertos y en esos casos se decreta luto, no se hacen chistes. Así lo veo yo.

2 años de la guerra de Ucrania y ya no sabemos quién va ganando.

Vale que sí, que los informativos siguen hablando de la guerra. No la han silenciado, pero ya no le dan la cobertura de antes. Hace un año, sabíamos dónde estaban las tropas rusas y qué estaban volviendo a retomar las ucranianas. Ahora, será que no les hago ni caso que no sé si ganan unos, los otros o van en empate.

Tomados Lugansk y Mariúpol y Crimea antes del inicio de la guerra, el frente actual avanza hacia el oeste con fuerte defensa en la región de Donetsk y con fuertes enfrentamientos en Avdivka y Bajmut, un poco más al norte. Ahí ganan los rusos: Parece que la ofensiva por el norte que tenía como fin la toma de la capital Kiev fue sofocada por las tropas de Zelensky. Ahí ganan los ucranianos.

Pues, si militarmente están en un empate, tendremos que esperar a la prórroga para ver cómo se decide el combate. Espero que no haya que decidir a penaltis cuando ya no quede nada por lo que luchar. Los que sí están siendo derrotados son las aficiones de los dos contendientes. El presidente ucraniano confirmaba más de 30.000 muertos entre sus filas desde que empezó la guerra. A ello, únanle los más de 6 millones de refugiados que ha creado este conflicto al pueblo de ese país. Estos sí que van perdiendo por goleada.

Ahora, el líder Zelensky anuncia nuevos reclutamientos entre la población joven. Medida impopular que puede hacer que empiecen a batirse los cimientos. Rusia no lo tiene mejor. Las críticas de los grandes magnates a Putin tras los bloqueos por las sanciones de los países europeos y Estados Unidos, pueden hacer que el poder empiece a peligrarle al oligarca.

Bueno, espero haber puesto un punto de claridad donde ya, a casi nadie le interesa que la haya. Lo cierto es que a Ucrania se le promete armamento con el que combatir los planes expansionistas de Vladimir Putin; pero donde dije Digo, digo Diego, como suele pasar y de los misiles prometidos no les han llegado ni el 30%. Y, aun así, resisten. Qué bárbaro.

15 años de WhatsApp, ¿en qué cambió nuestras vidas?

Se me hace difícil recordar, ya, cómo era que nos relacionábamos antes de Whatsapp (en adelante Wasap, que me gusta más). Creo que usábamos el Messenger. Los que tenemos cierta edad, hemos vivido todas las fases, en nuestros devaneos amorosos, para conseguir contactar con la chica que conociste en la discoteca o en el parque.

En mi juventud, tenías que conseguir que te diera el teléfono. El bueno, claro. Porque muchas, después de una noche de cortejos, devaneos y algún arrumaco que otro; te daba el teléfono que se sabía de memoria y cuando tú, ilusionado hasta las trancas, la llamabas al día siguiente; te salía una voz que te decía que eso era una funeraria o la policía. En el mejor de los casos te daba el teléfono de la casa, por supuesto que el fijo, en aquella época no existía otro. Tú llamabas y tenías suerte si te cogía el teléfono la madre, porque como te lo cogiera el padre; empezaba un incómodo interrogatorio que terminaba con el consabido: “mucho ojito con lo que haces que te tengo acechado” del progenitor. Lo hacía para intimidarte. Y vaya si lo hacía.

El Messenger fue todo un adelanto. Los chicos ya no les pedían a las chicas el teléfono. No. Ahora le pedían el Messenger que era más directo y evitaba a los padres. Inventazo. Es más, se empezó a ver un vestigio de liberación cuando empezaron a ser las chicas las que nos pedían nuestro “Nick” (ese nombre clave que nos poníamos para que nos identificaran) ellas a nosotros. Decían que era para poder hablar, pero era un principio de que ellas querían empezar a elegir y no ser la víctima de la caza.

Y el sistema se fue perfeccionando, a medida que avanzaba la tecnología, hasta llegar al controvertido Wasap. Sí, ese que dicen que nos escucha para manipularnos. Y que yo no digo que sí, pero tampoco digo que no. 15 años se cumplen ya, que parece que fue ayer. Y se ha instalado en nuestras vidas de una manera que ya muchas veces ni nos llamamos por teléfono, mandas un mensaje y esperas una respuesta. Limpio y fácil, sin tener una conversación añadida. Cómodos que nos hemos vuelto.

A mí me encanta el sistema, es como mandar emails, pero de respuesta inmediata y yo, que soy un desesperado para todo, me simplifica mucho trabajo. Solo le veo dos pegas a dos cosas que odio. La primera es que hace mala combinación con amigos tóxicos y sin nada que hacer. Te pueden estar mandando mensajes todo el día sin entender que, desde el principio, les dijiste que estabas superocupado. Y la segunda son los grupos. En este caso, el número de gente aburrida y con ganas de contarle al mundo lo que ha comido, se multiplica de forma exponencial. Me salgo de todos. Lo siento.

Aun así, bendito Wasap (o Telegram, o Line, o el que quieran usar) por venir a hacernos la vida más fácil y unos consejos: no manden wasap cuando estén borrachos, lean bien y entiendan lo que les dicen y no lo que les venga en gana, y si ven que leo el mensaje y no contesto es porque no puedo, no porque les tenga coraje. Así mismito.