La Plaza de San Isidro recibirá el nombre de la vecina Marusa Déniz


Este miércoles 15 de mayo, día de San Isidro Labrador, tendrá lugar a las 19:30 horas el acto de colocación de la placa con la presencia de Marusa Déniz.
La Plaza de San Isidro recibirá a partir de este miércoles 15 de mayo la denominación de ‘Plaza de Marusa’, en reconocimiento a la conocida vecina del barrio terorense. Tras la iniciativa de la Asociación de Vecinos ‘Trilla la Era’ de hacerle un “reconocimiento por todos los años entregados al bien de los vecinos y vecinas de San Isidro, por su implicación y colaboración en las fiestas del barrio y su hospitalidad hacia las persones enfermas y necesitadas de Teror”, la Comisión de Honores y Distinciones del Ayuntamiento de Teror aprobó el pasado 9 de mayo por unanimidad la iniciativa vecinal.
El acto inaugural de la nueva denominación de la plaza tendrá lugar este miércoles 15 de mayo, coincidiendo con el día de San Isidro Labrador, patrón del barrio. Se iniciará a las 18:30 horas con una misa en la Ermita de San Isidro. A las 19:30 horas tendrá lugar la colocación de la placa, seguida de una actuación de mariachis y convite, en torno a las 20:00 horas.
El alcalde de Teror, Sergio Nuez, felicitó por el reconocimiento a Marusa, quien agradeció este bondadoso gesto de la vecindad de su barrio. “No me lo esperaba -manifesto. Se lo dedico a mis antepasados, que trabajaron mucho por este barrio y también les agradezco los valores que de ellos aprendí; y por supuesto, a quienes están ahora y me han hecho este reconocimiento”.
A Marusa le gustaría que la recordaran como una mujer luchadora por su barrio, que intentó colaborar en todo orden de cosas, no solo en las fiestas, sino también ante las necesidades de sus vecinos/as, en la medida de sus posibilidades. “Siempre he intentado que hubiera paz, tranquilidad y que estuviéramos unidos en el barrio, y ayudar a quienes lo necesitaban”, reconoce Marusa.
UNA MUJER SINGULAR QUE HA SABIDO BRILLAR
En el informe emitido por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Teror, que dirige el edil José Agustín Arencibia, se realiza un reseña de Marusa, que en su DNI consta como María Jaimita Déniz Quintana, pero conocida por todo el mundo por «Marusa», nacida en San Isidro (Teror) en 1949.  “Su nombre despierta un gran afecto, respeto y admiración en este barrio. Marusa es una mujer singular que ha sabido brillar en un mundo rural y en una época en la que aún predominaba la autoridad del hombre. Su gran inteligencia y sus grandes dotes para el aprendizaje, encauzado inicialmente por su maestra Doña María Jesús, le despertaron el ansia por seguir estudiando y, a pesar de que no pudo continuar su formación académica por su condición humilde, se convirtió en una gran lectora”.
Marusa tiene una gran habilidad para escuchar a los demás y dedicar tiempo a cada persona que lo necesita. Su capacidad para hacer que las personas se sientan escuchadas y valoradas es algo que le caracteriza. Esto, sumado a su innata habilidad para resolver conflictos, hace que la consideren una líder natural y una amiga confiable.
Marusa ha sido siempre una persona muy participativa en la actividad de su barrio. Ha sido pregonera de las fiestas de San Isidro y del Sagrardo Corazón de Jesús. No hay evento en el que no aporte ideas, colaboración y gran parte de su tiempo. Además, es integrante del Rancho de Ánimas de Arbejales-Teror desde hace años como  cantora de «alante», contribuyendo a mantener viva esta tradición centenaria que continúa en muy pocos lugares de Canarias. Su gran devoción a las ánimas benditas está unida a su fervor religioso. “Me siento muy orgullosa de participar en el Rancho de Ánimas , porque se hace una labor encomiable sin ánimo de lucro”, afirma Marusa.
“La vida de Marusa y su convivencia con sus vecinos/as, así como los valores que ha sabido transmitir a sus hijos/as y nietos/as, es un ejemplo de cómo la bondad, la tenacidad y el compromiso con los demás puede generar un impacto positivo, profundo y duradero en una comunidad. Ella demuestra que, con empatía, educación y un deseo genuino de ayudar, una persona puede dejar una huella imborrable en la sociedad», constata la propuesta aprobada por la Comisión de Honores y Distinciones.