La iluminación de la noche tiene cada vez un impacto más devastador tanto en la biodiversidad como en la salud humana. Iluminar de forma sostenible es una necesidad imperante sobre la cual científicos y profesionales de distintas áreas han insistido repetidamente durante las Jornadas sobre Contaminación Lumínica organizadas por Puertos Canarios en colaboración con la Asociación Amigos de las Pardelas que recientemente se han celebrado en el Museo Elder de Las Palmas de Gran Canaria.
Desde el Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) y en colaboración con Excelencia Turística de Canarias se ha llevado a cabo un convenio colaborativo con varios hoteles en la isla de Tenerife con el objetivo de iluminar de forma más sostenible para conseguir dañar lo menos posible a las
pardelas durante su primer vuelo. Por ello, tanto las luminarias, luces de piscinas, letreros y focos de zonas deportivas deberán estar apagadas o encendidas con luces de intensidad baja, bien orientadas
y con temperaturas cálidas inferiores a 2700 grados kelvin. El deseo de los organizadores es, además, que esta iluminación “lógica” se consiga implantar el resto del año.
Desde Puertos Canarios en colaboración con la Asociación Amigos de las Pardelas y bajo el asesoramiento del IAC se está realizando una iniciativa de cambiar la iluminación en el Puerto de
las Nieves y en el Puerto de Vueltas. El objetivo final es lograr la sostenibilidad en todos los puertos canarios.
Se ha insistido repetidamente a lo largo de las jornadas en el hecho de que la luz blanca de los LED es la que provoca de forma más rápida la inhibición de la secreción de la hormona melatonina por parte de la glándula pineal. Esta hormona solo se secreta en condiciones de oscuridad y, además de controlar el ritmo circadiano, es una sustancia que protege a nuestro organismo de la hipertensión,
la diabetes, enfermedad coronaria o cerebrovascular, frente a las alteraciones degenerativas como el
Alzheimer y contra ciertos tipos de cáncer.
La Contamiación Lumínica y sus graves consecuencias es un hecho evidente y reconocido tanto por la ONU, como por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográ8ico del Gobierno de España o la Consejería de Transición Ecológica y Energía del Gobierno de Canarias. A la vista está que los poderes públicos tienen en su poder la información y conocen perfectamente las consecuencias de la misma, pero no hacen absolutamente nada.
Somos animales diurnos. Nos sentimos cómodos y seguros con la luz. La oscuridad nos inquieta y atemoriza. De ahí que lo normal, sea no pensar que la luz arti8icial nocturna pueda ser perjudicial y exijamos a nuestros gobernantes que mejoren el alumbrado, siguiendo el principio de “cuanta más luz, mejor”, ignorando que, para los habitantes de la noche, rige el principio contrario: “cuanto mayor sea la oscuridad, mejor”. Así se establece una incultura del exceso, propiciada por una conjunción de intereses empresariales y políticos que ha conducido a un sobreconsumo aberrante, que contribuye al incremento del consumo eléctrico y al Cambio Climático.
Los profesionales y científicos participantes siguen su lucha para continuar conscienciando y plantando cara y razones para que los responsables políticos y técnicos que apuestan alegremente por la instalación de este tipo de luz conozcan que pueden estar comprometiendo, no solo el ahorro energético y económico, sino también la salud humana y el mantenimiento del equilibro medioambiental.
Por estas razones creen que es importante que las administraciones de las que depende la regulación del sector de la iluminación exterior se informen adecuadamente, por medio de agentes independientes de la solución más conveniente para mejorar la calidad de los alumbrados públicos y privados y, en caso de duda, adopten el principio de precaución a la hora de decidir la adjudicación de nuevas instalaciones.
Nos encontramos en un momento de crisis ecosocial global con el cambio climático ya en marcha, el agotamiento de los recursos fósiles en el horizonte y la pérdida de biodiversidad que no para. Este contexto nos obliga, de manera inevitable y necesaria, a un cambio de modelo y a una transición energética lo más acelerada posible, reduciendo el consumo global de energía y ofreciéndonos una oportunidad histórica para andar hacia un nuevo modelo sotenible de iluminación nocturna, ecológica y justa: iluminar únicamente la super8icie necesaria, con la cantidad justa, usar luz cálida con sensores de movimiento o apagar el alumbrado cuando no se necesite.
Causa sorpresa y cierta inquietud la sucesión de actuaciones incompetentes e irresponsables a la que asistimos estos días. Pone de mani8iesto que el entramado político-institucional no se preocupa por los ciudadanos. Por el contrario, se ha convertido en un sistema depredador
que cada vez agrede más siendo sus efectos más notables y dolorosos. Con8iamos que la presente crisis climática motive a nuestras autoridades a adoptar decisiones lógicas sobre un alumbrado exterior responsable para que no acabe creando un mayor perjuicio para la ciudadanía que el que se pretende reparar