La política local suele impregnarse de factores que son ajenos a la realidad política global. El conocimiento del entorno, la consanguinidad y cercanía familiar de los políticos o la accesibilidad a los actores principales en el día a día, cargan de un notable sobrepeso las funciones y percepciones que la ciudadanía posee de esta importante labor social. Ya lo decía Antonio Machado a principios del siglo XX, “en política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela”, y esta maravillosa e ilustrativa frase nos adentra en el recuerdo más latente que nunca de nuestro pueblo de Teror allá por 1990.
La situación política en el municipio en ese año era delicada. Se terminaba una turbulenta legislatura, la de los 4 Alcaldes, todos ellos de partidos políticos diferentes. 4 años atrás, y solo por 21 votos, la candidatura encabezada por Cayo Yánez perdía las Elecciones locales y propiciaba un pacto inimaginable solo días atrás. Las matemáticas y la Ley D´Hont se alineaban para desplazar de la ecuación al partido más votado y conformar una mayoría que se mantuvo por los 4 años siguientes, fruto de la inquina y la anhelada necesidad de demostrarle al pueblo que esos otros políticos podían gobernar y hacerlo mejor que los salientes. Ya durante los años que comprendieron esa legislatura (1987-1991), se produjeron varios movimientos de gran calado que ahondaron y generaron una división de fuerzas, probablemente más allá del interés general. De las posteriores Elecciones locales de 1991 vinieron reuniones los días posteriores donde tuve la suerte de estar presente en el Salón de invitados de la Casa de mis padres, la de Abaíto. En esa Sala se produjo una reunión determinante entre por entonces, los 4 Concejales electos de Agrupación Independiente Amigos de Teror (AIAT) encabezados por Cayo Yánez, los 3 Concejales de Independientes por Gran Canaria (IGC), encabezados por mi padre Antonio Manuel Ojeda y los 2 Concejales del CDS, encabezados por Pepe Pérez. Sumaban entonces mayoría absoluta con 9 Concejales y se firmó un acuerdo de gobierno para los siguientes 4 años. Yo mismo fui a buscar el bolígrafo entre mis cosas del Instituto para que firmasen dicho acuerdo algunos de los presentes (mi padre conserva ese documento). Días más tarde, ese acuerdo fue papel mojado y se produjo un acuerdo entre los 5 Concejales del PSOE y los 4 Concejales de AIAT. Sumaban 9 Concejales y se repartirían las funciones en alternancia en representación de nuestro Ayuntamiento. Pasada la mitad de la legislatura y las Fiestas del Pino del año 1993 y, ostentando la Alcaldía-Presidencia del Ayuntamiento el Concejal socialista Juan de Dios Ramos, se produce un episodio determinante en la política municipal del Teror. El Alcalde Juan de Dios Ramos, empleando sus atribuciones legales y protocolarias que el cargo de Alcalde le permitía, procede a cesar de sus delegaciones y responsabilidades a los 4 Concejales de AIAT. Cabe recordar que la Ley Reguladora de Bases, la Ley Electoral y la Ley de Partidos, mencionan en diferentes apartados de su articulado, la potestad plenipotenciaria del Alcalde para nombrar o cesar a aquellos Concejales que quiera. En aquel momento, el Alcalde socialista decidió afrontar en minoría de 5 Concejales de los 17 con los que cuenta la Corporación, lo que quedaba de legislatura, durante más de 1 año y medio, procediendo a asignar a sus 4 compañeros todas las delegaciones y Concejalías del Consistorio. Esta maniobra rupturista donde se organizó una maniobra de desestabilización con claras intenciones de grandeza de cara al futuro, la podemos calificar con una sola frase: así es la POLÍTICA.
La Política con mayúsculas es realidad, previsión, estabilidad y conveniencia. Tiene la capacidad de aunar diferentes términos que, por separado, son totalmente antagonistas, pero es parte del juego. Ese papel que guarda mi padre como fruto de una traición momentánea de junio del 91, es solo eso, un papel sin valor político, ya que nadie podrá nunca hacerle poseedor de un valor que vaya más allá de lo que cada uno pueda creer. En la vida mundanal, lo calificamos como traición. Para la Política, un simple papel escrito y firmado. Cabe hacerse varias preguntas siendo conocedores de todo esto y de la frase que precede esta historia del gran escritor Antonio Machado. ¿Dónde ponemos la vela para que le sople el aire?. ¿Es la historia de la política de Teror un fiel reflejo de la transición de años, acontecimientos y sucesos que justifican la cautela y la imposición de la valentía como herramienta para un beneficio global, más allá de qué dirán?……..la respuesta es sí.
Probablemente hayamos escuchado en innumerables ocasiones que segundas partes nunca fueron buenas. Claro, no son buenas para el espectador de la película cuyo contenido defrauda en comparación con la primera edición, pero para quienes promueven esa segunda parte y sacan partido con la misma, es un negocio redondo. Teror se encuentra en un punto de inflexión trascendental. A ojos de los que vemos nuestro pueblo con esperanzas de que vuelva a ser un municipio puntero en todo lo que respecta a sus servicios, estamos en el furgón de cola en cualquier área que se pretenda evaluar. Para los actuales gobernantes, el Ayuntamiento hace tiempo que se convirtió en el lugar perfecto para jugar al escondite inglés, aquel juego donde sabías que tus enemigos estaban ahí, pero no lo ves o peor, haces todo lo posible por no verlos. Si a esta situación antipática y de ambiente cargado, le unimos la añoranza socialista de aquellos que pretenden una reedición de la estratagema del año 1993, con la esperanza de que esa segunda parte pueda parapetar un mejor resultado en 2027, la ecuación está resuelta a su favor. Junio de este año, si llega, será un punto de inflexión determinante para los designios de Teror donde, quien ahora tiene la sartén por el mango, actúa de buena fe y sin percatarse de que la Política es un juego, como el escondite inglés o como la vela de Antonio Machado, donde el que aprovecha su situación y prende la vela a tiempo porque tiene los fósforos en la mano, es el que disfruta de su luz y su calor.
