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Teresa Ojeda Pérez nos deleita por el «Día del Libro» con el tema «La cena»

El teléfono la despertó. El dolor de cabeza continuaba, a pesar del analgésico que se había tomado.

La voz de Julia, retumbó en sus oídos:

─ ¿Vas a ir a la cena?

«La cena… ah, sí.» Se dijo preocupada.

─Estaremos todos –Insistió Julia.   

 «¿Ha pasado tanto tiempo?» –se preguntó.

–¿Vas o no vas? Reservé sitio para las dos. Llevaré el vestido que me compré ayer.

La voz de Julia seguía insistiendo.

Ella no la escuchaba. Se masajeó la sien. «¡Dichosa jaqueca!»

Hacía tres años que la pandilla se había reunido y, todos, la habían visto marchar, hecha un mar de lágrimas.

«Vaya, tanto tiempo y, aún, duele.»

¿Sería capaz de ver en la cara de él la felicidad que le había negado a ella? ¿Aguantaría el tipo hasta el final sin desmoronarse? Aquella vez él le había confesado que se iba a casar y que se iría a Alemania a trabajar. ¿Tres años y no lo había superado?

Y, ¿Si al verlo se daba cuenta de que ya no le importaba? ¿Valdría la pena arriesgarse?

─ ¿Sigues ahí?

─Sí, por supuesto, Julia. Seguro que voy.