En la mayor parte del país se están produciendo movilizaciones en favor de la sanidad pública, y de lo que se trata es de luchar por el mantenimiento de este capítulo esencial para el Estado del Bienestar, pues la tendencia que se observa es que se incrementa la oferta de la medicina privada mientras que crece la denuncia de que hay pocos médicos, según estadísticas oficiales más de 4.000 titulados en España solicitaron el año pasado el certificado para trabajar en el extranjero al tiempo que llegaron 4.293 médicos extracomunitarias. En Canarias es notable la presencia de profesionales originarios de Cuba, Venezuela y otros países latinoamericanos.
Los hospitales canarios padecen una endémica saturación, el espectáculo de las urgencias es lamentable durante casi todos los días del año, las listas de espera siguen siendo abultadas y los profesionales de atención primaria se quejan de que muchas veces han de recibir a 50 o 60 pacientes en su horario de trabajo. En estos meses en que la temperatura desciende y vienen oleadas de gripe, las urgencias de los centros de todas las islas están desbordadas. Se estima que en 5 años faltarán en España, 9.000 médicos más y en la próxima década unos 20.000. Así lo asegura un estudio encargado por el Ministerio. El déficit ya se notó con la pandemia y las cifras siguen bajando. Las malas condiciones laborales uno de los pilares fundamentales del problema y el motivo para que muchos cambien de comunidad o emigren al extranjero. Sanidad admite la falta de médicos pero hay comunidades que gestionan peor el problema. Preocupan también las jubilaciones pues unos 80.000 médicos colgarán la bata en los próximos años y no se cubren todas esas plazas. A pesar de que han aumentado las facultades de medicina, los números siguen siendo negativos. Porque las especialidades más demandadas no son precisamente las preferidas. Pero sobre todo hacen muchas falta geriatras, anestesistas y médicos de familia, alrededor de 10.000. el proceso del envejecimiento de la población insular es más que evidente salvo en las islas orientales de Lanzarote y Fuerteventura, por la inmigración.
En anteriores gobiernos del PP se ha ido reduciendo gradualmente la inversión en sanidad pública hasta el año 2020 con un porcentaje del PIB del 5.6%. Como consecuencia lógica, el gasto sanitario privado se ha ido incrementando año por año, transfiriendo los costes de la sanidad hacia las familias, y todo indica que esta tendencia irá a más. Ante este panorama, es vital recordar el valor de la sanidad pública y por qué hay razones de sobra para defenderla frente a estos tiempos de crisis que se aprovechan como excusa para realizar decisiones basadas en ideología y no en el beneficio de la sociedad española a largo plazo.
En Tenerife y Gran Canaria se da una constante en los hospitales públicos, y es la huida de los mejores profesionales hacia los centros privados. Una tendencia que es más visible de año en año, a la vez que también es muy visible el apogeo de los nuevos hospitales privados en zonas estratégicas, por ejemplo en el sur turístico de Maspalomas–Meloneras. El Estado no acomete inversiones en esas zonas donde la población crece continuamente, y la medicina privada se establece con mucha fuerza, esto se aprecia con la misma rotundidad en la isla de Tenerife.
Es poco creíble que las facultades de Medicina establezcan dificultades para el acceso de nuevos alumnos mientras se abre la mano a la contratación de profesionales venidos de otros países. Todo esto tendrá que ser revisado, y lo que está muy claro por encima de todo es que el Estado del Bienestar tiene un cimiento fundamental en la sanidad pública, universal y gratuita. Por todo ello, conviene recordar que la tendencia a desmantelar un modelo sanitario en beneficio de otro nos puede hacer retroceder en el túnel del tiempo.