LA MUERTE DEL LEGENDARIO BOBBY CHARLTON Y SU LEGADO FUTBOLÍSTICO.
Bobby Charlton, de título Sir, nos dejaba esta semana a los 86 años de edad. Nunca lo vi jugar, soy “añejo”, pero no tanto. Pero sí que me llegó su legado cuando empecé mi adición por el fútbol de antaño que todavía era un deporte y, más que eso, un compendio de ilusiones por los colores del equipo. En aquellos anales, fue de los primeros en marcar una época. Aun así, a día de hoy y pese a los Cristiano Ronaldo, George Best o Wayne Rooney; sigue siendo considerado el mejor jugador del Manchester United de todos los tiempos. Se retiró, con todos los honores, en 1970.
Segundo máximo goleador del equipo con 249 goles, solo superado por Rooney con un gol más. Fue uno de los supervivientes del desastre aéreo de Múnich cuando el equipo regresaba de jugar un partido de Copa de Europa frente al Estrella Roja de Belgrado. Ganó el Balón de Oro, ese por el que se pelean todos los mejores futbolistas todos los años, en 1966 y la FIFA lo considera el mejor futbolista inglés de la historia. Levantó la Copa del Mundo de 1966 jugado en casa con la selección inglesa y una Copa de Europa (esa a la que ahora llaman Champions League) en la temporada 1967/68. Siendo hijo de mineros, en 1994 la Reina le otorga el título de Sir. Se echa de menos a este tipo de jugadores que lo daban todo por su equipo. Su meta no era hacerse ricos, si no leyendas. Y Bobby lo seguirá siendo, siempre
ENCANTADORA MERYL STREEP EN LA ENTREGA DEL PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS.
Qué daría por ir a cenar una noche con Mery Streep. Sería capaz de apuntarme a un curso intensivo de inglés solo por hablar unos minutos con ella. La gran actriz de Hollywood nominada al Oscar 21 veces… ¡¡¡VEINTIUNA VECES!!! Lo ganó tres. De actriz de reparto por “Kramer contra Kramer” (Robert Benton, 1980) y de actriz protagonista por “La decisión de Sophie” (Alan J. Pakula, 1982) y “La dama de hierro” (Phyllida Lloyd, 2011). Llegó a Asturias y enamoró. Hizo gala de esa sonrisa natural, ese salirse del guión sin extravagancias, bailar improvisado con los gaiteros asturianos, mezclarse con la gente, hablar con las reinas y princesas y público en general en la misma confianza, sorprenderse del espectacular recibimiento hasta casi las lágrimas saludando a la gente en los balcones. Todo eso la hace adorable a los ojos de los miles de fans que se agolparon a la entrada del Teatro Campoamor que no pudieron reprimirlas.
Me gustó ver a la Reina Letizia ver cómo se mostró como una fan más. La envidié. En esto, sí. Recibió de manos de la Princesa Leonor el merecido Premio a las Artes “porque ha engrandecido el arte de la interpretación con personajes complejos que invitan a la reflexión y a la formación del espíritu crítico del espectador, por la responsabilidad en la elección de sus trabajos, por su talento y rigor y por su impecable técnica interpretativa armada con su gestualidad; su voz, su mirada”. Quizás sea injusto para alguno de sus fans, pero me quedo con sus personajes de Francesca en “Los puestes de Madison”, Karen en “Memorias de África”, Sophie en “La decisión de Sophie”, Miranda en “El diablo se viste de Prada” y la impresionante Margaret Thatcher en “La dama de hierro”.
En el discurso hizo una reflexión hacia la profesión de actor y de cómo ha ido aprendiendo de sus personajes y de valorar que le ha dado la conexión con otras personas y otras vidas. La empatía es la capacidad que tenemos para ponernos en la piel de gente que no son iguales a nosotros y no juzgarlos. Que grande.
Otro de mis referentes premiados fue Haruki Murakami. ¿Para cuándo una película de la Streep con uno de sus cuentos intimistas a la par que realistas?
LA MUERTE DEL LEGENDARIO BOBBY CHARLTON Y SU LEGADO FUTBOLÍSTICO.
Bobby Charlton, de título Sir, nos dejaba esta semana a los 86 años de edad. Nunca lo vi jugar, soy “añejo”, pero no tanto. Pero sí que me llegó su legado cuando empecé mi adición por el fútbol de antaño que todavía era un deporte y, más que eso, un compendio de ilusiones por los colores del equipo. En aquellos anales, fue de los primeros en marcar una época. Aun así, a día de hoy y pese a los Cristiano Ronaldo, George Best o Wayne Rooney; sigue siendo considerado el mejor jugador del Manchester United de todos los tiempos. Se retiró, con todos los honores, en 1970.
Segundo máximo goleador del equipo con 249 goles, solo superado por Rooney con un gol más. Fue uno de los supervivientes del desastre aéreo de Múnich cuando el equipo regresaba de jugar un partido de Copa de Europa frente al Estrella Roja de Belgrado. Ganó el Balón de Oro, ese por el que se pelean todos los mejores futbolistas todos los años, en 1966 y la FIFA lo considera el mejor futbolista inglés de la historia. Levantó la Copa del Mundo de 1966 jugado en casa con la selección inglesa y una Copa de Europa (esa a la que ahora llaman Champions League) en la temporada 1967/68. Siendo hijo de mineros, en 1994 la Reina le otorga el título de Sir. Se echa de menos a este tipo de jugadores que lo daban todo por su equipo. Su meta no era hacerse ricos, si no leyendas. Y Bobby lo seguirá siendo, siempre.