El silencio de las instituciones y empresas ante un proyecto cultural crucial para Canarias.

En peligro un proyecto clave para preservar el léxico canario

El escritor y divulgador Julio César González Padrón, conocido por sus aportes al rescate y preservación del léxico canario, se enfrenta a una situación que pone en evidencia la falta de compromiso real con la cultura local por parte de las instituciones públicas y el sector empresarial en Canarias. Tras tocar repetidamente las puertas del Cabildo de Gran Canaria, el Gobierno de Canarias, el Ayuntamiento de Telde y diversas empresas locales, su iniciativa de crear un programa de radio dedicado a difundir el léxico canario, inspirado en modelos exitosos de Cataluña y el País Vasco, sigue sin recibir el respaldo financiero necesario.

El proyecto, que busca ser un puente entre generaciones y una herramienta pedagógica para reforzar la identidad cultural del archipiélago, ha sido desoído. Este abandono contrasta con las frecuentes declaraciones de apoyo a la cultura local por parte de las instituciones y empresarios que, en la práctica, parecen desentenderse cuando se requiere una inversión tangible.

González Padrón, cuya obra escrita incluye títulos como “Léxico Canario, Expresiones y Nombres Aborígenes”, no está solicitando grandes recursos sino un gesto mínimo que demuestre que las palabras de apoyo institucional no son solo retórica vacía. Cataluña y el País Vasco han demostrado que este tipo de iniciativas pueden convertirse en pilares culturales y educativos, pero parece que en Canarias la prioridad no está en el desarrollo de proyectos que fomenten el orgullo y la preservación de lo propio.

El desinterés de las administraciones públicas y empresas no solo supone un freno para iniciativas culturales como esta, sino que también envía un mensaje desalentador a quienes, como González Padrón, luchan por mantener viva la riqueza lingüística y cultural de Canarias. Es hora de que el Cabildo de Gran Canaria, el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento de Telde asuman su responsabilidad, y que el sector privado deje de usar el apoyo a la cultura como una mera estrategia publicitaria.

La pregunta que queda en el aire es: ¿quién realmente apuesta por Canarias y su cultura cuando las palabras necesitan convertirse en acciones?