¿El mundo al revés?

Cada día veo como la política internacional es un campo repleto de complejidades y contradicciones.

Cuando observo a líderes aparentemente opuestos, como un estadounidense rubio  ultraliberal formado en un país democrático y libre, aunque con estilo de pistolero malo de las películas del oeste, por una parte y por la otra a un  y un ruso con formación en la KGB con espíritu y modos de dictador al mejor estilo comunista marxista  leninista perteneciente  de la extinta URSS, trabajando juntos en temas de paz y cooperación, se me ponen los pelos de punta y me resulta difícil comprender sus verdaderas motivaciones y sobre todos que éstas sean de verdad sanas y honestas, pues si malo es uno, el otro no le saca paja y media.

En el contexto actual, donde Ucrania se encuentra sumida en un conflicto devastador, a consecuencia de un país que le salió de “ahí” el invadirla sin más; la pregunta que me hago sobre las verdaderas intenciones que pueden estar anidando en estas dos “raras” mentes, bajo una aparente alianza, es que se me vuelve aún más apremiante y preocupante la situación actual.

Cada nación y cada líder tienen sus propios intereses geopolíticos, los cuales pueden ser económicos, militares o estratégicos.  Por ello desde que el mundo es mundo, no es raro que las dos naciones con ideologías diferentes encuentren un terreno común cuando se trata de proteger o promover sus propios intereses.

En algunos casos, la diplomacia y los acuerdos de paz pueden ser una excusa para ejercer influencia y control del uno sobre el otro, más que una manifestación genuina de buena voluntad, como sospecho que es el caso que nos ocupa hoy.

Otro factor crucial en estos casos, es la imagen pública que los líderes desean proyectar tanto a nivel nacional como internacional

Presentarse como defensores de la paz, puede ser una estrategia para ganar apoyo popular y legitimar su liderazgo. Aunque también, y ahí radica el peligro, puede servir para desviar la atención de problemas internos o decisiones controvertidas, que es en realidad lo que sospecho; porque si algo tienen en común estos dos personajes, es su egocentrismo declarado, que ve un ciego.

El americano, mucho me temo que no le importa tanto el bienestar de su pueblo, como el seguir haciéndose rico él y su camarilla, y como sospecha de lo que digo, echemos un vistazo, y comprobaremos, que solo se ha rodeado de millonarios, convencidos del “American First”, como si más allá de ese grupo de amigachos ricachones americanos no existiera más mundo y otros pueblos con sueños de paz y prosperidad para sus gentes.

Por otro lado, tenemos a un diabólico y  paranoico resentido por la perdida de la influencia del a URSS en el mundo y al  que no se le va de la cabeza, los sueños imperialistas de llegar a ser un día el ultimo SAR  de todas las Rusias , dominando y recuperado lo que fue aquel imperio hoy convertido en  un grupito de países de poca monta a quienes somete y sujeta en contra de su voluntad, anulando todo intento de democracia interna, que no sea, claro está , la suya propia; matando, envenenando o simplemente anulando a todos aquel  que se le vaya de la raya marcada o se le mueva de la foto oficial soviet.

Los dos saben bien que en el escenario global, la opinión pública es una herramienta poderosa, por lo que se les hace necesario tratar de buscar de cara a la galería alianzas aparentemente contradictoria, con el único maléfico fin de fortalecer sus posiciones en el mundo, y si para ello hay que sacrifica a un pueblo como el ucraniano, no le temblará el pulso; como tampoco  al americano le temblará para despertar de nuevo el racismo y la xenofobia,  nunca desaparecida  del todo, entre el pueblo americano.

¿Y ante esto que esperamos del resto del mundo?

Porque no debemos olvidar que organizaciones como las Naciones Unidas y la Unión Europea también juegan un papel en la dinámica de poder.

 Así demasiado a menudo, el resto de lideres mundiales deben mostrar que están dispuestos a cooperar y comprometerse para recibir apoyo internacional y evitar sanciones de los que ostenta el poder

En este contexto, las negociaciones de paz pueden ser vistas como un juego diplomático necesario para mantener relaciones favorables y evitar el aislamiento.

Desde una perspectiva cínica, algunos podrían argumentar que las declaraciones de paz y los acuerdos son, en última instancia, actos de teatro político, cuando la verdadera naturaleza de estas relaciones podría estar más alineada con la manipulación y el cálculo estratégico que con un deseo sincero de poner fin a la violencia y el sufrimiento de un determinado pueblo, como pudiera ser el ucraniano, a quienes no le ha tocado precisamente “el gordo de navidad”.

La respuesta a por qué dos líderes aparentemente antagonistas pueden trabajar juntos en temas de paz es multifacética y depende de una combinación de intereses geopolíticos, proyecciones de imagen pública y de las dinámicas de poder internacionales, aunque pudiera ser difícil encontrar una lógica humanamente comprensible detrás de estas acciones.

Recordemos que la diplomacia es a menudo un arte del equilibrios y contradicciones.

Las alianzas internacionales y las decisiones políticas han tenido efectos profundos y multifacéticos en Ucrania con   un costo humano devastador. Miles de personas han perdido la vida y millones han sido desplazadas de sus hogares dejando unas cicatrices profundas en la sociedad ucraniana.

Pero la pregunta seria ¿Realmente esto le importará a Trump o a Putin, cuando son el mismo diablo con cuernos y rabo? Yo cero que no. Uno pensando en obtener riquezas materiales y dinero caiga quien caiga y el otro territorio y poder ante la vieja Europa, de la que siente desplazado.

Es un hecho que la economía ucraniana ha sido gravemente afectada por la guerra. La destrucción de infraestructuras, la interrupción de las actividades económicas y la pérdida de inversiones extranjeras, han llevado a una recesión económica significativa. Además, la dependencia de Ucrania de la ayuda internacional ha aumentado, lo que ha generado una carga adicional para el para el futuro inmediato del país

La invasión rusa de Ucrania ha alterado el equilibrio geopolítico en la región y ha llevado a un realineamiento de las alianzas internacionales, donde Europa, parece más el pariente pobre sentado en la mesa, que un comensal a tener en cuenta.

 Y para más INRI los países occidentales “libre” han impuesto sanciones a Rusia y han aumentado su apoyo a Ucrania, lo que ha intensificado las tensiones entre Rusia y Occidente.

Este conflicto también ha acelerado la redefinición de las relaciones internacionales y ha puesto en evidencia las divisiones entre las potencias globales, cosa con la que parece frotarse las manos el inconsciente de Trump, pues sigue montado en la idea de que América está muy lejos y a ellos no les podrá llegar la resaca del desastre económico y social a nivel mundial que se avecina a marchas forzadas.

 Tampoco hay que ser muy listo para comprobar como la guerra en Ucrania ha exacerbado las tensiones en el mercado energético global, especialmente en Europa, que depende en gran medida del gas ruso.

Las restricciones en el suministro de energía han llevado a un aumento de los precios y han generado incertidumbre en los mercados energéticos; lo que le ha venido en principio de perla a USA, que comprueba como una vez más Europa se duerme y tarda en buscar alternativas y a diversificar sus fuentes de energía.

Este conflicto en Ucrania ha puesto en evidencia la fragilidad del orden internacional y ha acelerado la emergencia de nuevas configuraciones de poder.

Las potencias emergentes, como China e India, están jugando un papel cada vez más importante en el escenario global, lo que está redefiniendo las reglas y las instituciones internacionales y estos son solo algunos de los efectos de las alianzas internacionales y las decisiones políticas en Ucrania.

Si amigos, la situación es compleja y sigue evolucionando como lo está haciendo, es importante mantenerse informado y analizar los desarrollos con una perspectiva crítica.

Y la verdad es que, referente a esa hipotética Alianza estratégica de Putin y Trump para repartirse el mundo y de camino dejar fuera a Europa, China o Japón, que quieres que te diga amigo que, como decimos en Canarias… No termina de convencerme cristiano, la forma que tienen de cazar la perrita nueva.

¡Qué cosas!

Fdo. Julio Cesar González Padrón

Marino Mercante y escritor