Tras unas jornadas de asueto en este medio maravilloso, continuaré en este impasse que permite reencontrarme con el medio contiguo, adyacente o fronterizo de mi nariz.
Resulta algo complejo sostenerse en la distancia efímera o volátil, sin pisar firme sobre el espacio que habitas, transitas y tantas veces pisoteas con reconocida e ignorada indiferencia (por descarte).
El otro, el auténtico Descartes, -René- nos decía:
–Todo lo complejo puede dividirse en partes simples-.
Pero nuestra simplonería (que no es simple) a veces nos puede tanto que nos impide ver la verdad que se encuentra cuando la duda nos obliga a serenar el ímpetu saciador de nuestro ego.
Vuelve Descartes:
-Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas-.
También nos recomendaba:
-Conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo incluso un orden entre ellos que no se parecen naturalmente unos de otros-.
Esto, que parece algo de sentido común, resulta muy común que se realice sin sentido, y así nos va, entre ruidos medrosos y amenazas apocalípticas mientras otros se llevan las manos llenas en dirección a las alforjas. Pero cada uno a lo suyo que ya es bastante, a fin de cuentas todos queremos tener la razón aunque la sinrazón sea el condimento del día a día. Ya lo decía René Descartes:
-No hay nada repartido de modo más equitativo en el mundo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente-.
Yo había oído hablar mucho de Descartes, pero lo tenía descartado hacía mucho tiempo.
Sin embargo, recordando las palabras que un buen amigo escritor repite con frecuencia en sus talleres literarios:
-Si quieres aprender de verdad lee principalmente a los grandes maestros, prefiero que prioricen eso, ante a venir a mis talleres- Santiago Gil.
Sin duda le honra esa recomendación, naturalmente es coherente para quién tiene kilómetros de libros leídos.
Estamos en fechas donde el consumo se dispara, los regalos vuelan y las cuentas se las lleva la corriente. Quizá tengamos un hueco, un espacio recóndito en la conciencia para hallar la manera de destinar 15 o 20 € para destinarlo a la compra de un libro. En las librerías hay muchos y muy buenos.
Termino con un filósofo interminable. Un cita más de Rene Descartes:
-La lectura es una conversación con los hombres -mujeres- más ilustres de siglos pasados-.
Porfi, no lo descartes, pídelo a los Reyes Magos.
Erg.