Y estos días maravillosos, unificadores, que han hecho mover voluntades haciéndonos comprobar cuanto valemos cuando queremos no podía terminar de otra manera que con la lluvia con que la Imagen más milagrera de Gran Canaria da respuesta a rezos, peticiones y almas heridas por el incendio.
Termino la serie de décimas con que he querido corresponder humildemente en mi calidad de cronista de la Villa de Teror con el honor de serlo.
Hoy pongo voz en la última décima, con todo mi respeto, a la propia Virgen del Pino.
Espero no haber molestado a nadie con ellas.