Paseo Literario
Te invito a un café
Alfredo era el único cliente en la barra del bar. Esa tarde desangelada no había nadie más. Era la primera vez que iba. El tiempo
Alfredo era el único cliente en la barra del bar. Esa tarde desangelada no había nadie más. Era la primera vez que iba. El tiempo
Estaba yo feliz, con mis walkmans a tope, afanada con las indicaciones de AC/DC, para cumplir con mi trabajo. En realidad, era un trabajo de
Hay días, todos los tenemos, en que nos despertamos más melancólicos que lo que nuestra vida justifica. Hoy, para él, es uno de esos días.
Nunca se imaginó entrando al destartalado bar que estaba en el edificio de enfrente. Al pasar por ahí, de camino a casa, siempre cambiaba de