RELATOS CORTOS | JUAN JOSÉ BENÍTEZ-HERNÁNDEZ
Catorce mil catorce cientos catorce
—¡Hola, abuela! —¡Hola, mi niña! —le contestó sin mirarla. —¿Qué haces detrás del manzanero, abuela? —Nada y todo. Sólo veo pasar el tiempo. El aire
—¡Hola, abuela! —¡Hola, mi niña! —le contestó sin mirarla. —¿Qué haces detrás del manzanero, abuela? —Nada y todo. Sólo veo pasar el tiempo. El aire
Entré a casa gritando, saltando, riendo. ¡Había tanto tiempo que no lo hacía! Hacía tanto que la felicidad nos había abandonado. Pero aquel día era
Siempre está ahí cuando abro la puerta por las mañanas para ir al trabajo. Sentado, de verano a invierno, con sus coloridas bermudas en el
¡El Sol entró por la ventana! Por ésa, por la que tenía la persiana rota, la que nadie había reparado, y sin cortina que mitigue