En cuanto al origen de su nombre diremos que, hay varias hipótesis sobre la etimología de El Hierro. Parece que el nombre proviene de la forma de herradura de El Golfo, aunque también se han sugerido otras explicaciones.
Según se desprende en la obra de Plinio el Viejo llamada Naturalis historia, la isla de El Hierro era conocida por los romanos como Capraria.
Los aborígenes de la isla, “los bimbaches” la conocían como Eseró o Heró, que se ha traducido como ‘muralla rocosa’.
La isla estaba poblada originalmente por el pueblo Bimbache, entroncados genética y culturalmente con los bereberes del norte de África.
La economía de los Bimbaches era principalmente pastoril, con abundante ganado caprino, ovino y porcino. También se dedicaban a la agricultura (por lo menos la cebada), la recolección y el aprovechamiento de los recursos marinos.
En El Hierro, tal como sucedía también en Lanzarote, no había división territorial interna al contrario que en el resto de islas.
La conquista tuvo lugar a fines de 1405 por Jean de Bethencourt. Y al respecto apuntar que, no hubo resistencia por parte de la escasa población aborigen, a quien prometió respetar su libertad; sin embargo, el conquistador acabó vendiendo a la mayoría como esclavos, siendo repoblada la isla con normandos y castellanos.
Los primeros cronistas dicen que estaba habitada por el pueblo Bimbache que, se trataba de gente muy triste y de mediana estatura. Incluso en sus cantares entonaban canciones tristes y lo hacían en ruedas y folias, yendo los unos contra los otros y tornada para atrás cogidos de la mano dando grandez saltos juntos y parejos.
También nos cuenta que había poca agua y sus habitantes se las habían ingeniado toda la que destilaba su “Árbol Santo”, cavando varios aljibes a su alrededor, de donde la tomaban y daban de beber al ganado.
El árbol santo de los bimbaches “El Garoé” (del tamazight insular: ⴳⴰⵔⴰⵡ, de gărăw > garoe, palabra masculina que significa ‘laguna’, ‘río’), fue el árbol sagrado de los Bimbaches, antiguos habitantes de El Hierro,
Se encontraba en una zona cercana a Tiñor, en una ladera constantemente bañada por el alisio, y a unos mil metros de altura sobre el nivel del mar.
Se sabe que el Garoé era de impresionante tamaño y que su tronco tenía metro y medio de diámetro.
A la llegada de los españoles, los bimbaches resolvieron ocultar a estos, la cualidad del Garoé para que, no hallando agua, la sed les hiciera tornarse prestos a sus bases. Y a punto estuvieron de conseguir su propósito. Pero Guarazoca, una joven Bimbache, se enamoró de un soldado andaluz que formaba parte de la expedición y, traicionando a los suyos, lo condujo directamente hasta el árbol que el necesario elemento les proporcionaba.
Fue castigada con la muerte y poco después Armiche, el Mencey, fue capturado y con él todos aquellos que lo seguían y defendían.
En 1610, fortísimos vientos arrasaron toda esa zona y el árbol Garoé fue arrancado de la tierra que tan orgullosamente lo alimentaba.
Tras él, la población aborigen de El Hierro, los Bimbaches, también desaparecieron por falta de agua, entre otras cosas.
En 1949, se plantó un tilo en el emplazamiento del antiguo.
Otra cosa interesante de conocer es que se ha sugerido que, en su segundo viaje a América, Cristóbal Colón hizo escala en La Gomera y en El Hierro.
En esta última isla habría realizado una escala para proveerse de alimentos y agua, así como para esperar vientos mejores. En total, habría esperado fondeado 17 días en la isla esperando a una mejora en los alisios que permitiera a su flota de 17 buques avanzar más rápido.
El 3 de octubre de 1493 habría partido desde la bahía de Naos al Nuevo Mundo.
Hay que destacar la emigración del siglo XX
Parte de los habitantes de la isla se vieron forzados a emigrar a lo largo de la historia, debido a la limitación de tierras de cultivo y largas sequías.
La mayor emigración reciente fue debida a la sequía de mediados del siglo XX.
Muchos herreños emigraron a Tenerife o Gran Canaria. También partían barcos de vela desde El Hierro hasta América del Sur, de forma clandestina, formando colonias canarias, mayormente de comerciantes de productos agrarios.
En parte regresaron a Canarias, aunque otros -y sus descendientes- son habitantes de diferentes países de América.
También hay que destacar que esta isla como la de Fuerteventura, fueron islas de destierros de nobles, intelectuales y militares de alta graduación
De ahí el que desde siempre a sus habitantes se le ha conocido por su alto nivel cultural y dominio de la lengua castellana pura, con el uso frecuente de arcaísmos, que aún hoy se siguen usando en el hablar diario.
POZO DE LA SALUD
No podemos Hablar de la Isla del Hierro, sin mencionar entre otras tantas cosas a su Pozo de la salud
Entre los años 1702 y 1704 se perforó éste que inicialmente se llamaba Pozo de Sabinosa.
Formaba parte de un programa de búsqueda sistemática de agua potable en la línea de la costa. El agua encontrada resultó algo salobre, pero muy útil para dar de beber a los animales. Pero, además, pronto se comprobó que las personas que tomaban esa agua tenían mejor salud y resistían las epidemias.
A lo largo del siglo XIX numerosos médicos certificaron sus propiedades. También personalidades célebres bebieron sus aguas, según el método tradicional. Cada día de terapia en el Pozo comenzaba bebiendo varios litros de agua recién extraída, hasta obtener un efecto purgante. Más tarde era necesario darse un baño en agua muy caliente (45 °C), durante unos 10 minutos. Y después a sudar en la cama, muy abrigado.
El agua del Pozo de la Salud servía para mejorar o curar muchas enfermedades de la piel, y trastornos digestivos. Pero era más amplia la lista de sus indicaciones. Gracias a su fama, fue constante la peregrinación de enfermos que llegaban de otras islas. La razón principal para viajar a la isla de El Hierro era para tomar las aguas minero-medicinales del Pozo de la Salud.
En el siglo XX, en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, la célebre cantadora y tamborilera Valentina la de Sabinosa y su marido.
Estos preparaban los baños calientes. La mejor referencia para conocer anécdotas sobre su estancia se encuentra en el libro del humorista Jacinto del Rosario Viaje estrambótico al Pozo de la Salud, publicado en el año 1950.
Por esa época el ingeniero José Rodrigo-Vallabriga construía el inicial balneario, y comercializaba el agua para su venta en farmacias y tiendas. El señor Vallabriga residía en Santa Cruz de Tenerife, en la plaza de la Iglesia n.º 11 (antiguo), y en la planta baja de su casa estableció la pequeña industria embotelladora. Para ello, primero transportaba el agua en garrafones desde El Hierro. Y una vez trasvasada a botellas de vidrio, la distribuía por las islas.
Hasta 1965, año de la muerte del ingeniero Vallabriga, el Pozo de la Salud tuvo una cierta animación artística, puesto que sus aguas fueron bebidas por músicos y poetas, en sucesivos veranos. Y en los momentos de descanso se improvisaban tertulias.
En los años setenta, y comienzos de los ochenta, daba los baños doña Rosa, en su establecimiento Casa Rosa. Allí el ambiente era familiar. Doña Rosa fue la última gran entusiasta de esas aguas.
Poco después el Cabildo de El Hierro inició la construcción del moderno Hotel-Balneario Pozo de la Salud. En 2010 el hotel estuvo cerrado por reformas. A finales del año 2011 el hotel reabrió para dar tratamientos de belleza y relax, además de servir como alojamiento de calidad, en un entorno de gran belleza natural.
El Hierro posee distintas zonas de vegetación, desde campos de lava desérticos hasta bosques de laurisilva, pasando por pinares, pastizales y plantaciones de plátanos.
Pese a que El Hierro se encuentra en la zona de influencia de los vientos alisios, la vegetación no es tan frondosa como en las islas vecinas de La Palma, Tenerife y La Gomera. La razón de esto es la juventud de la isla, que aún está cubierta en gran parte por campos de lava jóvenes. Los bosques que cubrían la meseta central de la isla han desaparecido debido a la tala y a la erosión del terreno. No obstante, aún pervive una gran cantidad de especies endémicas. Ejemplos de ello son los fósiles vivos, como el drago (dracaena draco) y los helechos. Restos fósiles muestran que la variedad de plantas existentes en el pasado procedía de la zona mediterránea, donde proliferaban hace un millón de años. En el Mediterráneo se extinguieron durante el Período cuaternario, con el comienzo de la última glaciación. Debido a la diferencia de condiciones climáticas estas especies han perdurado en la zona atlántica. En El Hierro, debido al aislamiento, algunas de ellas se han transformado hasta dar lugar a endemismos.
En total, en la isla se encuentran 150 especies endémicas de Canarias, de las cuales 11 sólo se encuentra en esta isla que crecen en las paredes de los acantilados.
La cota de altitud es decisiva para el desarrollo de la vegetación. La costa árida se encuentra hasta aproximadamente los 400 m sobre el nivel del mar, de los 400 a 800 m se encuentra la zona semihúmeda y de los 800 a los 1500 se encuentra la zona húmeda.
LAGARTO GIGANTE
El Hierro es conocido por el lagarto gigante (Gallotia simonyi machadoi), una subespecie de lagarto de grandes proporciones que sólo se encuentra en esta isla. Se sabe que en la antigüedad se distribuía por toda la isla, debido a la ausencia de depredadores. La llegada de los colonizadores españoles en el siglo XV supuso el retroceso de esta especie. La creación de zonas de cultivo y la introducción de ganado supuso una alteración del hábitat de estos lagartos. La introducción del gato fue si cabe más desastrosa pues comenzaron a cazar lagartos debido a la facilidad de apresarlos. Esto originó que la colonia de lagartos gigantes se fuera desplazando hacia el norte, al Valle del Golfo y a los Roques de Salmor. Se les creyó desaparecidos hasta el siglo XVIII cuando se descubrió una colonia en estos lugares. En una investigación científica de 1889 se les otorgó el nombre de simonyi, en honor al profesor austríaco Oskar Simony. Los especímenes encontrados fueron cazados y vendidos a coleccionistas, hasta que se llegó a pensar que la especie había desaparecido.
En la década de 1970, un pastor de cabras encontró por casualidad algunos ejemplares en la zona conocida como Fuga de Gorreta, dentro del acantilado de Tibataje.
A esos ejemplares se les dio el nombre taxonómico Gallotia simonyi y se creó un Lagartario para su conservación en la zona de Guinea, en el municipio de La Frontera. Las lluvias torrenciales caídas en enero de 2007 produjeron la muerte de muchos ejemplares del Lagartario, retrasando el plazo previsto para sacar la especie de la lista de especies amenazadas.
El lagarto gigante, catalogado como especie protegida desde 1975 puede alcanzar 75 cm de longitud
Por cierto, si van de visita a la Isla, no se olviden de traer sus ricas quesadillas, queso ahumado y unas botellitas de vino herreño, porque no se arrepentirán y por supuesto no abandonen la Isla sin comer las mejores viejas del mundo en la Restinga.
¡Qué cosas!