En realidad, no existe unanimidad entre los historiadores sobre el origen del nombre de la isla o el de su calificativo. Está muy arraigada popularmente la teoría de que su nombre aborigen fuese Tamerán, Tamarán o Tamarant, traducido a veces como “tierra de las palmas” o más frecuentemente como “país de valientes”. Sin embargo, el origen prehispánico de dicho topónimo ha sido puesto en cuestión, ya que el nombre Tamarán aparece por primera vez en el siglo XIX, no constatándose su presencia en ninguna fuente clásica ni de la época de la Conquista, especulándose con la posibilidad de que Canaria sea la versión latinizada del verdadero nombre aborigen de la isla o de la etnia que la habitaba ( los canari). Por otra parte, estudios filológicos recientes sugieren que el nombre Tamerán puede tener cierta autenticidad histórica.
Es en el capítulo xxxii del libro vi de la Historia Natural escrita en el siglo I por el romano Plinio el Viejo, en el texto en el que este cita las expediciones de exploración mandadas por el rey Juba II de Mauritania, donde aparece el nombre de Canaria, asociado a una de las Islas Afortunadas o Canarias, justificando dicho nombre por la abundancia de perros (canes) de gran talla existentes en ella.
En otro contexto de su misma obra, en el primer capítulo del Libro V, Plinio cita el informe del general romano Cayo Suetonio Paulino acerca de la travesía de la cordillera del Atlas liderada por este, donde el militar asegura que los bosques cercanos a la misma están habitados por los Canarios, quienes comparten su comida con los perros. Otros estudios lingüísticos e históricos señalan que el origen etimológico de “canaria” estaría en el antropónimo canarii, referido a dicha tribu bereber.
El nombre de “Canaria”, que con la conquista y por el papel central de esta isla en la época, sería posiblemente extendido en plural, al conjunto del archipiélago (Canarias), siguió utilizándose para referirse a la isla durante mucho tiempo. No obstante, convivió con la denominación Gran Canaria desde la aparición de esta última en el siglo XV, siendo válidos ambos términos durante siglos.
Pedro López de Ayala, en sus Crónicas de los Reyes de Castilla, alude a Canaria la grande en el texto dedicado al reinado de Enrique III, haciendo referencia al año 1393, aunque su primera edición tuvo lugar entrado el siglo XV, tras la muerte de su autor, quien lo había dejado inconcluso. Por tanto, no es discernible si dicha denominación de la Isla existía efectivamente en el año 1393 o fue añadida posteriormente por los encargados de concluir la obra, entrado ya el siglo XV.
Dicho texto es referido por el profesor Francisco Fajardo y dice así:
“Como en este año algunos marineros de Castilla fueron a las islas de Canarias. En este Año (1393) estando el rey en Madrid ovo nuevas como algunas gentes de Sevilla, é de las costas de Vizcaya é de Guipuzcoa, armaron algunos navíos en Sevilla, é levaron caballos en ellos, é pasaron a las islas que son llamadas Canarias, como quier que ayan otros nombres, é anduvieron en la mar fasta que el bien sopieron. E dieron que fallaran la isla de Lanzarote, junta con otra isla que dicen la Graciosa, é que duraba esta isla en luengo doce leguas. Otrosi la isla de canaria la grande, que dura veinte é dos leguas en luengo, é ocho en ancho. Otrosi la isla del Infierno, que dura veinte é dos leguas en luengo, é muchos en ancho. Otrosi la isla de la Gomera, que dura ocho leguas, é es redonda. E á diez leguas de la Gomera ay dos islas, la una dice del Fierro, é la otra de la Palma.
(Tomado literalmente de las Crónicas de los reyes de Castilla. Tomo II, p. 493, editado en 1780 por Pedro López de Ayala)
El nombre actual de Gran Canaria aparece documentado por primera vez y de manera profusa en Le Canarien (El Canario). la crónica francesa de la campaña de conquista del archipiélago emprendida por Jean IV de Béthencourt y Gadifer de La Salle, conviviendo dicha denominación con la de Canaria a lo largo del texto, el más antiguo de cuyos manuscritos fue redactado entre 1404 y 1420. Nuevamente, al no disponerse de las notas escritas por los autores originales de la crónica, se desconoce si dicha denominación ya existía durante la campaña de conquista o fue añadida por el autor del citado manuscrito sobre la base de la denominación contemporánea.
En cualquier caso, en ninguna de las fuentes clásicas anteriores se ofrece explicación alguna al origen del calificativo “Gran o Grande”, por lo que existen diversas corrientes de opinión al respecto, algunas de las cuales son:
Que fuese un indicativo del interés estratégico, político y económico de la Isla desde finales del siglo XIV.
Que se tratase de un homenaje de los conquistadores a la valentía mostrada por los nativos en la defensa de la Isla frente a los intentos de invasión. El historiador fray Juan de Abreu Galindo es el primero en presentar esta hipótesis a finales del siglo XVI, atribuyendo a Jean IV de Béthencourt la autoría del calificativo, aunque las crónicas francesas no confirman ni desmienten esta teoría que, por otra parte, también contradice lo expuesto en las Crónicas de los Reyes de Castilla. La propia reina Isabel, en un escrito que envía al ingeniero Torriani, para que diseñe la Ciudad de “Las Real de las Tres Palmas”, al referirse a Gran Canaria, añade…” Y la llamo grande por ser cápita”
También hay quien mantiene que, dicho calificativo le fue impuesto al nombre de la Isla debido a una estimación errónea de las dimensiones físicas de esta que implícitamente la clasificaba como la más extensa del archipiélago –este error aparece en Le Canarien–. Esta teoría ha sido utilizada de forma polémica por sectores involucrados en el llamado pleito insular, por parte de Tenerife.
En cuanto al Gentilicio se refiere y en contra de ese que nos encasquetaron tan alegres y fríamente desde Tenerife, referente al autentico gentilicio diré que:
Según la Real Academia Española, el gentilicio de Gran Canaria es “grancanario, ria” y no “canarión”, como pretenden llamarnos algunos de forma despreciativa.
Los antiguos nativos de la isla eran denominados “canarios”, gentilicio que ha seguido utilizándose para hacer referencia a los habitantes de la Gran Canaria hasta hace pocas décadas (todavía es posible escuchar, en otras islas del archipiélago y en la propia Gran Canaria, a personas de edad avanzada que lo usan). También se usa el calificativo coloquial canarión o canariona , principalmente en la hermana isla de Tenerife
Período aborigen: desconocido a. C.-1483 d. C.
Al igual que del resto del Archipiélago, se desconoce la época en que llegan a Gran Canaria sus primeros pobladores. Se cree que éstos provienen del norte de África, los cuales posiblemente serían de origen bereber
Los primeros documentos en los que figuran las Islas Canarias son las crónicas de Plinio el Viejo. En las crónicas se le llama Canarie por la gran cantidad de perros grandes que habían en la isla y que más tarde fue Juan de Bethencourt quien, tras el intento fallido de conquista de la isla, le puso el nombre de Gran Canaria en su crónica “Le Canarien”.
En cuanto a la “incorporación o conquista” por la Corona castellana, hay que anotar que fue un proceso que se alargó durante cinco años y en el que, se pueden distinguir tres etapas:
Una Etapa inicial: junio a diciembre de 1478
El 24 de junio de 1478 desembarcó en la bahía de las Isletas la expedición mandada por Juan Rejón y el deán Juan Bermúdez, representante del obispo del Rubicón Juan de Frías, uno de los financiadores de la conquista. Ese día se fundó junto al barranco (en aquella época riachuelo) de Guiniguada en el Real de Las Tres Palmas.
Pocos días más tarde tuvo lugar en las proximidades el primer enfrentamiento en el que los isleños fueron derrotados. Esta victoria inicial les proporcionó a los castellanos el control de la esquina noreste de la isla.
La resistencia aborigen y divisiones castellanas: finales de 1478 a 1480
La resistencia aborigen en el interior montañoso de la isla, la falta de hombres y medios materiales y las desavenencias internas en el bando conquistador, constituyen las principales marcas de este periodo. Durante esta etapa Juan Rejón fue destituido por el nuevo gobernador Pedro del Algaba y enviado a Sevilla. Allí es restituido por los comisarios de la conquista y devuelto a la isla. Posteriormente Rejón detiene y ejecuta a Algaba acusándole de traición. Para resolver las disensiones, los reyes nombran a Pedro de Vera como nuevo gobernador de la isla. A su llegada detiene a Rejón, poniendo fin a los conflictos internos que se habían prolongado hasta 1480.
Y, por último, el final de la resistencia aborigen y conquista: 1480-1483
Pedro de Vera, ahora jefe indiscutido de los castellanos, reemprendió la conquista del interior de la isla y el “guanartemato de Gáldar o Agaldar”. Contó para ello con la llegada de nuevos refuerzos humanos aportados por los reyes. Se producen las victorias castellanas en la batalla de Arucas en la que cae el líder aborigen Doramas. La captura de Tenesor Semidán, guanarteme de Gáldar, por parte de Alonso Fernández de Lugo, será un factor decisivo para la culminación de la conquista. Tenesor Semidán fue enviado a Castilla, donde fue bautizado con el nombre de Fernando Guanarteme. Fue devuelto a la isla y se convirtió en un fiel y valioso aliado de los conquistadores. Finalmente, el 29 de abril de 1483, y junto a la fortaleza de Ansite, se produce la dispar acción de la entrega de unos como Guayarmina Semidán, o el suicidio de otros por despeñamiento como el del líder canario Bentejuí junto con el faycán de Telde( Telli en aquella época) al grito de ¡Atis Tirma! (por mi Tierra).
Una vez llevada a cabo la conquista tiene lugar la colonización de la isla y un prolongado proceso de aculturación de la población aborigen. Se implanta un sistema colonial. Los conquistadores castellanos, que habían financiado la conquista, se reparten las tierras de la isla apropiándose de las zonas más favorecidas y sobre todo de los pozos y barrancos que servían de suministro de agua. Esto será un factor clave durante toda la historia de Gran Canaria debido al extenso poder que abarcan quienes controlan las fuentes de agua.
Al mismo tiempo, comienzan a llegar colonos portugueses, que se encargan de los primeros ingenios azucareros, así como comerciantes genoveses, flamencos y aragoneses.
Por su parte la población aborigen se vio obligada a aceptar las condiciones que impusieron los conquistadores. Se les obligó a bautizarse y convertirse a la fe cristiana instigándoles a abandonar sus costumbres y su religión, lo cual fue muy perseguido por la Inquisición. Además, quedó discriminado el uso de la lengua “insulo amazigh” empleada en Gran Canaria, así como las costumbres propias, pues no solo estaban mal vistas en la nueva sociedad colonial, sino que además eran perseguidas.
A pesar de ello, algunos grupos permanecieron en las más ocultas montañas del interior de la isla preservando sus costumbres y negándose a formar parte de la nueva sociedad colonial que los discriminaba. Se llamaban así mismos Inekaren que quiere decir alzados y durante décadas poblaron el interior de la isla donde la presencia castellana era casi inexistente, dedicándose a la agricultura y la ganadería y ajenos a los cambios sociales que estaban sucediendo tras la conquista. Muchos canarios fueron perseguidos, ejecutados, deportados a lugares como Madeira o, en el peor de los casos, esclavizados para ser vendidos en los mercados europeos.
Sin embargo, la esclavitud pronto se convirtió en algo cotidiano en Canarias. Hasta el edicto respaldado por la reina Isabel de Castilla que prohibía esclavizar tanto a indígenas americanos como canarios, estos fueron utilizados como mano de obra esclava. Posteriormente, comenzaron a llegar barcos con multitud de esclavos procedentes del Golfo de Guinea y del norte de África para el trabajo en las plantaciones de azúcar o para su venta en tierras americanas.
Es en el siglo XVI cuando empieza a tomar forma la sociedad canaria actual fruto del mestizaje entre la población indígena, los colonizadores europeos y los esclavos, formándose una sociedad estratificada en la que en la cúspide se encontraban los conquistadores castellanos, que tenían el control de la tierra y de las aguas para el riego. Seguidamente estaban ciertas familias criollas descendientes de linajes aborígenes favorables a la conquista, así como colonos europeos dedicados al comercio. Un escalón por debajo se encontraban los canarios obligados a dejar atrás su idioma y sus costumbres y también grupos de “moriscos y sefardíes” que, habían emigrado a la isla tras abandonar España. En lo más bajo estaban los “indígenas alzados y los esclavos”.
Aunque existe controversia, casi todos los investigadores modernos consideran que tanto la población aborigen de Gran Canaria como la del resto del archipiélago procedía originalmente del norte de África, estando emparentada con los bereberes. No obstante, se mantiene la incógnita entre los historiadores sobre cómo llegaron a la isla, si por sus propios medios o transportados por otros pueblos como los fenicios, cartagineses o romanos.
Como ya aporté al principio de mis crónicas y concretamente la referida a Fuerteventura, yo tengo sobre esto mi propia teoría, que ha sido recogida, como “creíble” y a tener en cuenta, por nuestra Real Academia de la Historia (Madrid)
La datación más antigua realizada sitúa la llegada de las primeras poblaciones aborígenes a la isla en el siglo V a. C.
Por su parte, los propios aborígenes desconocían su procedencia, tal como refleja el cronista Andrés Bernáldez en su obra Memorias del reinado de los Reyes Católicos. Según este autor, interrogados los canarios más ancianos sobre su origen solo supieron responder que: “nuestros antepasados nos dijeron que Dios nos puso y dejó aquí, é olvidonos.”
Las islas fueron visitadas posiblemente por marineros fenicios y cartagineses desde el siglo VII (a. C.), aunque no existen documentos ni restos arqueológicos que lo atestigüen claramente.
La primera visita extranjera a Gran Canaria de la que se tiene noticia cierta es la expedición científica organizada por el rey Juba II de Mauritania en el siglo I a. C. Los expedicionarios encontraron en la isla restos de edificios y grandes perros, de los que llevaron dos al rey, aunque no se habla de ningún encuentro con los aborígenes.
Luego se sospecha que también hubo algunas visitas desde el mediterráneo, en busca de la “sangre de drago”, que utilizarían como medicina, para tratar “la Gota”, y para teñir tejidos.
Actualidad
La población de la isla en 2024 era de 875 205 habitantes tratándose de la tercera isla más poblada de España y la primera de Canarias, y la de mayor densidad de población del archipiélago.
La capital de la isla, Las Palmas de Gran Canaria, es la ciudad más poblada de Canarias con 385. 436 habitantes, También es capital de la provincia oriental (Las Palmas) y de la comunidad autónoma de Canarias, conjuntamente con Santa Cruz de Tenerife.
La ciudad, fundada en 1478, fue considerada la única capital “de facto” (sin significado jurídico y real) de Canarias hasta el siglo XVII. Los núcleos poblacionales colindantes a la capital conforman un área metropolitana de unos de 680 000 habitantes, primera de Canarias y novena de España. La ciudad cuenta con uno de los puertos más importantes de España y de la Unión Europea; el Puerto de la Luz y de Las Palmas, de quien, por su importancia en el mundo, dedicaré una crónica en exclusiva más adelante.
La isla es uno de los destinos turísticos más importantes de España, aproximándose a los seis millones de turistas anualmente. En 2012 en el núcleo turístico de Maspalomas se celebró por primera vez en España el Día Mundial del Turismo. El carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional, es uno de los eventos más importantes de la isla y goza de una importante proyección nacional e internacional .
Desde 2005, un extenso sector de la isla y su orla marina adyacente, donde su parte terrestre abarca el 46 % (69 000 ha) del territorio insular en su mitad occidental fue declarado Reserva de la biosfera por la UNESCO.
En 2019 es declarado el primer y único Patrimonio Mundial de la Unesco de Gran Canaria y la provincia de Las Palmas, denominado Paisaje Cultural del Risco Caído y los Espacios Sagrados de Montaña de Gran Canaria, abarcando una zona de 18 000 ha de los municipios de Artenara, Tejeda, Gáldar y Agaete.
Asimismo, Gran Canaria tiene un importante patrimonio histórico, cultural y artístico, entre los que destacan el Museo Casa de Colón, que con 197. 000 visitantes en 2024, es el museo más popular del Archipiélago Canarias, en él se rememora el paso del Almirante Cristóbal Colon por la Isla antes de su primer viaje en el Descubrimiento de América, o la Catedral de Canarias o de Santa Ana, considerado el monumento más importante de la arquitectura religiosa canaria.
Y así querido lectores, podríamos llenar folios y folios, contándoles las muchas grandezas de esta particular y bella isla canaria; pero, lo que trato en esta serie de artículos míos, como ya anuncié en su momento, cuando comencé a escribir esta serie de artículos, es solo proporcionarles “unas pinceladas” y si ustedes desean conocer más de la Historia e Intrahistoria; por ejemplo, de Gran Canaria, les recomiendo que adquieran mi libro: “GUIA INFORMAL Y DESENFADADA DE GRAN CANARIA”. Les aseguro que no los voy a defraudar y que además no se van a quedar indiferentes y muy especialmente por la parte donde relato, con rigor histórico, la “intrahistoria de la Isla”, tan poco conocida.
Es como diría un “progre” …” Una auténtica pasada de libro”. Jajajajajaja
¡Qué cosas!
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Marino Mercante y Escritor