Hoy jueves sigo con mi “Guía Informal y desenfadada de Gran Canaria” para hablarte de una joya escondida de la naturaleza y el folclore de la isla de Gran Canaria: el Barranco de Guayadeque, situado entre Ingenio y Agüimes

Este bello y paradisiaco lugar que, es el Barranco de Guayadaque, con el Pico Aguayro, pertenece al termino municipal de Agüimes y lugar preferido de mí ya lejana juventud aventurera y espeleóloga de Boy Scout.

Junto al anteriormente mencionado Roque Aguayro, existen un conjunto de grabados alfabetiformes aborígenes muy interesantes de observar.

NI que decir tiene que, este Barranco es uno de los grandes tesoros naturales y paisajístico de la Isla de Gran Canaria.

En el mismo nacimiento del citado Barranco, existe una montaña que la denominan “Montaña la Tierra”, de fácil acceso y donde existe una cueva que la atraviesa de lado a lado. En ella me tocó pernoctar una noche en la compañía de unos amigos Scout y de “un burro”, pero con tal mala suerte que, mientras dormía tan plácidamente, se me metió en el oído una garrapata del animalito cuadrúpedo, que tuvieron que llevarme y de urgencia a la Casa de Socorro de Telde, para que me la extrajera, porque el dolor que me producía era insoportable.

Respetando la forma de esta cueva natural, hoy en día han creado un magnifico restaurante, donde previo encargo, te preparan un “cochino negro a la Sal”, que te chupas los dedos de rico y del cochino, no dejas ni las pezuñas. Jajajajaja

A lo largo y ancho del Barranco, por donde corre perenemente agua todo el año, te irás encontrando numerosas grutas habitacionales y mortuorias de los antiguos Canarí, que han sido utilizadas mas tarde, como refugio donde guardar el ganado de los pastores locales.

Una de esas cuevas, se utilizó hasta mediados del siglo XX, como lugar donde guardar un féretro mortuorio, que utilizaba única y exclusivamente las familias menos pudientes, que no podían pagarse uno nuevo y así poder transportar al “fiambre” · hasta el cementerio de Agüimes.

 Allí se sacaba al frio y tieso difunto, se le depositaba tal cual en un nicho propiedad del Ayuntamiento, que lo sacaba a los cinco años, si antes no lo comprabas, o simplemente (la mayoría de las veces), se enterraba cubierto por un sudario luego se devolvía de nuevo el féretro vació a la cueva, hasta que fuera requerido por otro “cliente pobre”.

Este Barranco cuenta con gran vegetación y arboleda, creando lugares ideales para ir en familia o amigos a hacer un asadero o pasar el día.

Aunque creo que ahora los asaderos, al menos en el verano, están prohibidos y al Seprona, no se le escapa ni uno, pues dispone de unos drones, que lo ven todo y más los muy jodidos.

Por cierto, la multa no baja de los 600 euros.

El Barranco está declarado, Monumento Natural y Bien de Interés Cultural, con categoría de Zona Arqueológica; eso sí, previo disgusto y oposición del entonces presidente de ATI, don Manuel Hermoso. Jajajajaja

 

¡Qué cosas!

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