Cuando tengo que hablar o escribir algo sobre La Lucha Canaria, irremediablemente me vienen a la cabeza aquellos entrañables años de mi niñez, pues no en vano, a pocos metros de mi casa de Telde, barrio de los Llanos, existía un “Terrero” y era raro el día, que no se estaba luchando allí y por supuesto, siempre había un hueco en el tiempo para que practicáramos los niños.
La Lucha Canaria es un deporte de lucha originario los primitivos aborígenes canarios y sus principales características son: la habilidad del luchador para aprovechar la fuerza del contrario en el combate y la intención de desequilibrar al contrincante sin herirlo hasta hacerle tocar el suelo con cualquier parte de su cuerpo (a excepción de las plantas de los pies).
No se permite la lucha en el suelo para desestabilizar al rival, como sí ocurre en otras modalidades. Tampoco está permitida ninguna clase de “llave” de combate.
Como apunte antes, la Lucha Canaria se origina en tiempos de los aborígenes isleños; habitantes del archipiélago de origen bereber, que la trajeron del norte de África, antes de la conquista castellana de las Islas Canarias en 1496.
La Lucha Canaria consta de tres sistemas de competición: El mejor de tres, la lucha corrida y el rey de la pista.
Como digo, sus orígenes se remontan a los tiempos de los primeros habitantes de las islas. Y debido al contacto limitado entre las diferentes islas, en cada una se desarrollaron diferentes reglas en la práctica de la lucha. Se presume que la lucha era practicada en ocasiones importantes con la finalidad de resolver conflictos.
Hasta el final del primer tercio del siglo XX, la organización de los enfrentamientos correspondía a un modelo evolutivo natural, consistente en la competición de unos pueblos o bandos (norte-sur) contra otros; o bien, entre luchadores procedentes de diferentes Islas.
Curiosamente, la lucha vio nacer su primer reglamento en Matanzas (Cuba), en 1872. No sería hasta el año 1960, con el Reglamento General Orgánico, cuando se consensuó un reglamento común para todas las islas.
La lucha se desarrolla dentro de un círculo de arena denominado “Terrero”, que cuenta con dos círculos concéntricos delimitados con un diámetro de 15 y 17 metros respectivamente.
Al inicio del combate, los dos luchadores se encuentran en el centro del Terrero y estrechan sus manos. Este gesto se considera una señal de nobleza y tradición, inherentes a la práctica de la lucha canaria. Inician el agarre colocándose frente a frente y cada uno introduce su mano izquierda en el remango derecho del calzón del oponente. Inclinan sus cuerpos hacia delante por la cintura, hasta quedar sus hombros derechos juntos, a la misma altura. Colocando los brazos derechos en perpendicular al suelo, los luchadores unen las palmas de las manos y las acercan a la arena. Cabe destacar que en reglamentos anteriores al actual era obligatorio tocar el suelo con la punta de los dedos. Validada esta secuencia por el árbitro, este emite la señal de comienzo de la lucha o agarrada haciendo sonar su silbato.
A continuación, los luchadores tratan de desequilibrar al adversario para hacerle tocar el suelo con cualquier parte del cuerpo a excepción de la planta de los pies. Los luchadores emplean una serie de «mañas» o técnicas de manos y pies en las que está prohibido el golpeo. El combate se produce durante un tiempo inferior a los noventa segundos.
Existen varios sistemas de lucha; a saber, por equipos o en enfrentamientos individuales. En la modalidad por equipos se puede realizar la lucha a “tres agarradas, lucha corrida, o todos contra todos”. Por otro lado, los enfrentamientos individuales pueden establecerse por pesos, categorías o desafíos. La forma más habitual se desarrolla entre dos equipos, por lo general de doce luchadores cada uno, que se enfrentan por parejas. En la modalidad por equipos, resulta ganador el que más luchadores mantenga en pie al final del encuentro.
La Lucha Canaria se basa en técnicas de “agarres y derribos”, donde el objetivo es desequilibrar al oponente sin causarle daño. Algunas de las técnicas más comunes incluyen:
El Cango: que, se usa la pierna para bloquear y hacer caer al adversario.
El Garabato: cuando se engancha la pierna del rival para desestabilizarlo.
El Toque por dentro: éste se utiliza el pie para empujar la pierna del oponente hacia adentro.
El Toque por fuera: es similar al anterior, pero empujando la pierna hacia afuera.
La Burra: se le conoce también como “pardelera” o “atravesada” consiste en trabar la pierna del adversario, preferiblemente a la altura del tobillo para desequilíbralo y hacerlo caer.
La Agarrada o Cogida de Muslo: se trata de agarrar el muslo del contrario, para desequilíbralo y hacerlo caer.
EL Cucharon: cuando aprovechando que el contrario, adelanta su pierna izquierda, adelanta su brazo derecho a modo de “cucharon” por la parte posterior de dicha pierna, a la altura de la corva, para elevarla y empujarla hacia atrás hasta que l lo envías a tierra.
El Sacón de Aire: Cuando el luchador levanta a su oponente y lo mantiene suspendido en el aire por un momento, hasta que lo estampa contra el suelo.
La Cadera: Consiste en situar la cadera entre las piernas del adversario, para levantarlo ligeramente, al mismo tiempo que gira, que gira la cadera y le hace perder el equilibrio.
La Tronchada: se trata desestabilizar al contario para tirarlo hacia atrás. Se finge una “levantada” y luego se gira aplicando una palmada en la pierna del contrario causando su caída.
La Agachadilla: consiste en un giro de tronco del ejecutante, que revira y enfrenta por debajo de su pecho al rival, para salir rápido de esa posición, al mismo tiempo que tira de él hasta que lo tira sobre la arena.
En cuanto a los estilos, existen diferentes formas de lucha según la isla o el luchador. Unos luchadores prefieren un enfoque más técnico, mientras que otros se basan en la fuerza y resistencia.
Algunos nombres destacados incluyen a:
Ramón Méndez, que en su honor se inauguró en 1975 el Terrero que lleva su nombre en La Frontera, El Hierro,
Francis Pérez Machín, conocido por su destreza y técnica en el terrero.
Juan Barbuzano Martín, otro luchador legendario que marcó época.
Juan Francisco Espino, quien ha llevado la lucha canaria a un nivel más reconocido.
Jhonathan Rodríguez Barreto, un referente en la disciplina.
Mamadou Cámara, luchador que ha demostrado gran habilidad.
Calderin , “El pollo de los perros” natural de Telde
José Rodríguez “El faro de Maspalomas”, un auténtico maestro e icono de la lucha canaria, a quien ya dediqué otro artículo /homenaje aquí y del que guardo mis mejores recuerdos de infancia.
Oumar Diop, Luchador del Castro Morales, campeón de Canarias de selecciones insulares cadetes
La Saga de Los Rubios de Telde,
Jose Trujillo Artiles,
Matias Jimenez, destacado por su peculiar estilo de mano metida
Juan Machín.
Juan Martín
Barreto
Mamadou
Cámara Marco Ledesma
José Navarro
Carmelo Ojeda
Matías Jiménez
Paco Luis Santana
Yenedey Gil
Omar Pérez también mujeres, como Izabel Lozano que, aprendió a luchar junto a su hermano Chuco, Angelito y Quico, formando parte de la saga de luchadores “Los Lozanos”
Ainoha Hernández
Las Hermanas Marta y Elena Casimiro que, se proclamaron campeonas autonómicas al vencer a la selección de Tenerife
Esto y tantos otros y otras luchadores/as que ahora no me vienen a la memoria, pero que todos han contribuido a la preservación y evolución de la lucha canaria, manteniendo vivo su espíritu de nobleza y respeto.
Pero hoy y como hablarles de todo y cada uno, haría interminable el artículo, me voy a referir solo al herreño Ramón Méndez “el Pollo de La Frontera” y a Miguel Cabreara Castillo, “El Mandarria”
Ramón Méndez, fue un luchador legendario de la Lucha Canaria, nacido en La Frontera, El Hierro, el, y fallecido el 25 de abril de 1954. Se le considera uno de los primeros grandes luchadores de finales del siglo XIX, destacando por su gran estatura y corpulencia.
Desde joven, mostró una habilidad excepcional en el terrero. A los 19 años, logró tumbar consecutivamente a 24 adversarios en su isla natal. Junto con su amigo Martín Hernández «el del Pinar», recorrió Canarias realizando exhibiciones y desafíos, revitalizando la lucha canaria. Su fama lo llevó incluso a Cuba en 1892, donde junto al “Mandarria”, otro gran luchador, se enfrentó a atletas de diversas disciplinas, quedando invicto.
Fue un luchador que marcó una época y dejó un legado que aún se recuerda en la historia de la lucha canaria.
Miguel Cabrera Castillo, conocido como Mandarria, nació en Gáldar el 13 de abril de 1872 y se convirtió en una figura legendaria de la lucha canaria. Su destreza y fuerza lo llevaron a dominar el terrero durante casi tres décadas, siendo un referente indiscutible en el cambio del siglo XIX al XX1.
Mandarria destacó por su “levantada” imponente y elegante, una técnica que lo hacía prácticamente irresistible en el terrero. Su fama creció tanto que el término «mandarriazo» se convirtió en una expresión popular para referirse a un golpe fuerte. Fue un luchador que no solo venció a grandes rivales en Canarias, sino que también llevó su talento a Cuba y Argentina, donde se enfrentó a atletas de otras disciplinas y dejó una huella imborrable.
Además de su éxito en el terrero, Mandarria fue un maestro de la lucha, transmitiendo sus conocimientos a futuras generaciones. Su legado sigue vivo en la historia de la lucha canaria, siendo recordado como uno de los luchadores más influyentes de todos los tiempos.
Fue un luchador que marcó una época y dejó un legado que aún se recuerda en la historia de la lucha canaria.
A todos ellos, gracias mil por mantener vivo nuestro deporte isleño y permitir con su ejemplo que éste siga siendo un orgullo para los canarios.
¡Qué cosas!
Fdo: Julio César González Padrón
Marino Mercante y escritor