Aparecen en los telediarios las siglas de la Unidad Central Operativa, UCO, de la Guardia Civil. Es el órgano central encargado, entre otras importantes misiones, de la investigación de la corrupción, la delincuencia y el crimen organizado. Menos mal que existe la UCO y, gracias a su intervención, han saltado a la luz algunos escándalos protagonizados por políticos que practican el enriquecimiento personal a través de delitos económicos, blanqueo de capitales, mordidas a través de la adjudicación de obras, etcétera. Las grabaciones obtenidas no dejan lugar a dudas. Los malos procederes de la clase dirigente no entienden de ideologías, y así nos va en esta democracia degradada. Hay gestores que consiguen contratos a través de la compra de favores, el pago a queridas y prostitutas de postín, su altísimo nivel de vida, la abundancia de dinero en negro, la cocaína euforizante para las noches locas: todas las corruptelas que se generan en los partidos cuando llegan a gobernar. Esposas, amantes, cuñados, hijas y hasta primas entran en las tramas de los millones, y el resto de la ciudadanía a presentar la declaración de la renta. Que es lo que ahora toca tan ricamente, y a callar. Los únicos que se libran son los que nunca han gobernado a nivel nacional, pero pronto lo harán cuando entren en coaliciones de gobierno. Y el presidente de los obispos se fotografía con Abascal y pide la dimisión de Sánchez. ¿Es neutral la Iglesia en política o debería serlo?
Todo esto es la historia de una decepción. De aquellos millones de votantes que madrugaron para depositar su voto en la sagrada urna, de las imágenes prepotentes de los diputados recién elegidos, de sus carreras triunfantes cuando tuvieron cargos de alta remuneración. De ver que en todas partes se repite la misma estampa, y por hora los únicos inocentes son aquellos que todavía no viven en La Moncloa, aunque al final estos también seguirán el rumbo. Nuestra democracia, joven e imperfecta, permite estas cosas, que en el Reino Unido habrían provocado dimisiones y ceses instantáneos. El comportamiento nada ético de funcionarios se manifiesta en influencias indebidas, sobornos, malversación y favoritismo en las contrataciones. El problema de fondo es la financiación de los partidos políticos, tema tabú en España. Pues los partidos en el poder reciben millones tras contratos amañados, y una parte se la quedan los negociantes. Los delatan sus conversaciones, interceptadas por la UCO. Todos están implicados.
La desconfianza se acrecienta, la ética y la honradez desaparecieron. El Congreso de los Diputados registra discusiones acaloradas, un espectáculo muy poco edificante, un teatrillo, porque aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra. El sistema se degrada.
Ahora que en los telediarios vemos que los drones matan a diestro y siniestro, no podemos permanecer impasibles ante la violencia en la sociedad: casi una docena de personas murieron en un tiroteo en un instituto de la ciudad de Graz. Austria es el país europeo donde los ciudadanos tienen más armas. Entre los fallecidos hubo ocho alumnos del instituto, un adulto y el presunto agresor, un joven austríaco de 21 años de edad que era un antiguo estudiante que fue víctima de acoso. En Austria hay aproximadamente unas 837.000 armas de fuego registradas, unas 30 por cada 100 habitantes. Las ametralladoras y las escopetas de repetición están prohibidas, pero los revólveres, las pistolas y las armas semiautomáticas están permitidos con autorización oficial, y los rifles y las escopetas con una licencia de armas de fuego, una licencia de caza válida o para los miembros de clubes de tiro.
Hasta ahora mismo los tiroteos masivos son poco frecuentes. Pero en 2020, cuatro personas murieron y 22 resultaron heridas en un ataque perpetrado por un yihadista en Viena. En noviembre de 1997, un mecánico de 36 años mató a tiros a seis personas antes de suicidarse. Pero esta peligrosa tendencia puede acrecentarse en los próximos tiempos, porque de EEUU casi siempre imitamos lo peor.