Una vez más, doña Hipérbole, con el dramatismo que la caracteriza, a lo Escarlata O’Hara en la última escena de “Lo que el viento se llevó”, toca a arrebato en busca de protagonismo y del titular.
Pasó de ser la víctima de la conspiración socialista, comunista, bolivariana, chavista y judeomasónica a comparar lo sucedido en la etapa final de la Vuelta Ciclista con lo sucedido en la guerra de Sarajevo, o la situación política de nuestro país con la vivida en los años previos a la Guerra Civil; dichas comparaciones ponen de manifiesto que doña Hipérbole no tiene límites cuando se trata de buscar protagonismo y de manipular la realidad.
¿Ignorancia o estrategia?
Quizá tenga los dos componentes. Su populismo rancio parece no tener límites. Mientras el gobierno de Israel masacra Gaza, mientras asesinan a más de 65.000 personas (20.000 niños) mientras rescatan bajo los escombros a los muertos y heridos, mientras asistimos en directo a un GENOCIDIO, ella, doña Hipérbole, posa para la foto por si la academia la propone para el Óscar a la mejor actriz por su trayectoria a la insensibilidad y al exabrupto.
Antes de manifestar su preocupación por la imagen exterior de nuestro país, debería hacerse mirar la imagen que está dando ella con sus hechos y sus malintencionadas declaraciones.
Documentarse con algún libro de historia, y consultar el diccionario antes de abrir la boca es un ejercicio que ayuda a no caer en el fanatismo y en la ignorancia.
Pero, todo hay que decirlo: fanáticos e ignorantes necesitan líderes para su club de fans. Doña Hipérbole, una vez más, se postula como la mejor opción. Qué peligrosas son las marionetas.