Ejecuciones Submáximas (ESM). Fundamento Epistemológico, Fisiológico y Aplicación Profesional desde la Ejecución Máxima

Introducción

     Como continuación del artículo “Revisión terminológica y justificación científica: De repetición máxima a ejecución máxima” (González Santiago, 2025), donde se propuso el término ejecución máxima (EM) (acción motora única, técnicamente válida y fisiológicamente irrepetible que representa el límite absoluto de fuerza en un patrón motor específico) para resolver las inconsistencias semánticas y fisiológicas de la tradicional repetición máxima (RM), esta segunda parte extiende el marco conceptual a las ejecuciones submáximas (ESM).

     Estas se definen como acciones motrices técnicamente válidas, con carga inferior a la de ejecución máxima (CEM), que conservan relevancia adaptativa sin inducir fallo neuromuscular voluntario.

     La presente propuesta busca unificar la terminología en las ciencias de la actividad física y del deporte (CCAFyD), integrando criterios fisiológicos, biomecánicos y pedagógicos, en coherencia con la EM y alineada con estándares internacionales (NSCA, 2019; ACSM, 2020).

     Se enfatiza la precisión conceptual, la reproducibilidad y la aplicabilidad en entornos docentes, clínicos y deportivos, conforme a principios epistemológicos (RAE, 2010; RUCT, 2023).

     Se plantea, además, la validación empírica mediante estudios comparativos entre ESM y entrenamiento al fallo, analizando variables de rendimiento, seguridad, adherencia y resiliencia neuromuscular, sentando las bases para una prescripción más rigurosa y segura del ejercicio físico.

1. Fundamentación Fisiológica. Adaptaciones sin Alcanzar el Fallo

     Las ejecuciones submáximas (ESM) se caracterizan por un reclutamiento progresivo de unidades motoras, sin agotar completamente las fibras tipo IIx, lo que permite mantener la técnica, reducir el riesgo de lesión y facilitar la dosificación del entrenamiento.

     Grgic, Schoenfeld y Mikulic (2023) demuestran que las adaptaciones neuromusculares pueden inducirse sin alcanzar el fallo, siempre que se mantenga una intensidad suficiente y una progresión adecuada, con incrementos similares en fuerza y sin diferencias significativas en hipertrofia muscular.

     Enoka y Duchateau (2016) indican que las ESM evitan la inhibición cortical inmediata que caracteriza a la EM (González Santiago, 2025).

     Schoenfeld, Ogborn y Krieger (2016) confirman que los entrenamientos con cargas moderadas, realizados sin llegar al fallo, generan hipertrofia comparable a los protocolos de alta intensidad, siempre que se controle el volumen y la densidad del estímulo.

     La literatura ha empleado múltiples denominaciones (submaximal efforts, non-failure sets, moderate-load training), generando ambigüedad que obstaculiza la estandarización metodológica y la transferencia del conocimiento (Zourdos et al., 2016). En este contexto, la herramienta repetitions in reserve (RIR) (Helms, Cronin, Storey & Zourdos, 2016) permite cuantificar el grado de esfuerzo submáximo, resultando especialmente útil en contextos clínicos, poblaciones especiales y fases de readaptación físico-motriz para dosificar la intensidad sin alcanzar el fallo neuromuscular.

     Asimismo, Morton, Oikawa, Wavell, Mazara, McGlory y Phillips (2016) y Ogasawara, Yasuda, Sakamaki, Ozaki y Abe (2013) han demostrado que el entrenamiento con cargas submáximas induce adaptaciones comparables en hipertrofia y fuerza, reforzando la validez fisiológica de las ESM.

2. Fundamentación Biomecánica. Preservación Técnica, Control de Carga y Monitorización Instrumental

     Desde una perspectiva biomecánica, las ESM permiten preservar la calidad del patrón motor, evitando compensaciones articulares y alteraciones posturales que suelen aparecer en ejecuciones cercanas al fallo.

     Weakley, Mann, Banyard, McLaren, Scott y Garcia-Ramos (2021) refieren que el entrenamiento basado en velocidad (velocity-based training, VBT) identifica el momento óptimo para detener la serie antes de que la técnica se deteriore, reforzando la pertinencia de las ESM.

     La velocidad mínima en la fase concéntrica, utilizada en la EM (González Santiago, 2025), puede sustituirse por umbrales de pérdida de velocidad (velocity loss thresholds) en las ESM, ajustando la carga y el volumen según el perfil neuromuscular del sujeto.

     Lorenzetti, Ostermann, Zeidler, Zimmer, Jentsch, List, Taylor y Schellenberg (2018) demuestran cómo la fatiga deteriora la técnica, analizando variaciones en la anchura del stance y los ángulos de los pies, mientras que las ESM mitigan estos efectos.

     Para optimizar la prescripción, se recomienda analizar la relación entre pérdida de velocidad y activación electromiográfica, estableciendo umbrales individualizados según el perfil neuromuscular.

     La monitorización y control instrumental fortalece la aplicación de las ESM. Acelerómetros, dinamómetros y encoders lineales, como los integrados en MyoTest o T-Force System, miden la velocidad de ejecución y la fuerza generada en tiempo real, permitiendo ajustes dinámicos de los umbrales de pérdida de velocidad (e.g., detener la serie al alcanzar un 20–30% de pérdida de velocidad, como valida Sánchez-Medina & González-Badillo, 2010).

     Estas herramientas, accesibles en entornos deporitvos, amateurs y profesionales, requieren configuración inicial (e.g., calibración del encoder para detectar velocidades de 0.3–1.0 m/s en sentadillas) y software compatible, lo que mejora la precisión y seguridad en la prescripción.

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