¿Qué está pasando con las Fiestas de Las Marías en Santa María de Guía?

Nota: La intención de este artículo no es criticar por criticar, sino aportar una mirada constructiva que ayude a crecer y mejorar.

Ya han pasado unas semanas desde la tradicional Fiesta de Las Marías, y después de escuchar tantas versiones y comentarios de quienes asistieron, no puedo evitar hacerme esta pregunta.

Durante muchos años, esta fue una fiesta del pueblo, para el pueblo y por el pueblo. Sin embargo, parece que poco a poco se ha convertido en algo distinto: una celebración dirigida únicamente por los Mayordomos y el Ayuntamiento.

Ellos deciden qué hacer, cómo hacerlo, y hasta las banderas que decoraban las calles lo dejaban claro: “Mayordomos de Las Marías”.

¿No sería más bonito que dijeran “Fiestas de Las Marías 2025”? Así, quien venga de fuera sabría que esta es una fiesta del pueblo. Pero claro, tal vez no quieran que la fiesta trascienda más allá de Guía…

Y sí, quizá alguien que lea esto piense: “¿Y a este qué más le da si es del pueblo o de los mayordomos?” Pues sí, me importa. Aunque algunos mayordomos me hayan rechazado por haber nacido en la península —a pesar de que llevo a Canarias en el corazón— sigo creyendo firmemente que Las Marías son del pueblo y para el pueblo.

Donde no se me respeta, no voy. Pero donde me llaman con cariño, ahí estoy.

Y eso me pasa con un pequeño rincón de Santa María de Guía: San Roque.

Allí hay gente buena, sencilla, de gran corazón. En ese lugar se alza la hermosa Ermita de San Roque, construida en el siglo XVI y renovada en el XIX. Hasta 1992, junto a ella estaba el antiguo cementerio, donde hoy se encuentra la Plaza Sor Lorenza Díaz Bolaños, paso obligado de la tradicional Rama de Las Marías.

Por cierto, ¿recuerdan a Xayo? Pues nació en este bello rincón.

Y es precisamente la gente de San Roque la que mantiene viva la esencia de la fiesta. Ellos no tienen miedo de alzar la voz y decir que Las Marías deben seguir siendo del pueblo.

Cada año organizan su propia celebración, decoran con esmero y cariño los balcones, y hacen de su barrio un ejemplo de tradición y amor por sus raíces.

Hace algunos años, un grupo de vecinos —encabezados por mi querido amigo Magüe, antiguo carpintero de Guía, junto a su hijo Leroy y otros compañeros— formaron la Peña de San Roque con un único propósito: no perder la esencia de Las Marías.

Y lo han logrado.

Este año, la Virgen volvió a subir a San Roque, y, en mi opinión, todo transcurrió de la mejor manera posible. Colocar a la Virgen en la parte trasera de la ermita fue todo un acierto, porque con tanta gente que acudió, la plaza de San Roque se habría quedado pequeña. Solo quedó la pena de no poder disfrutar del espectáculo pirotécnico que habían preparado los amigos de la peña de San Roque, a quienes tanto les hacía ilusión rendir este homenaje a nuestra Virgen de Guía.

El resultado fue un éxito total: emoción, participación y mucha devoción. La Virgen bajó luego hacia la plaza de San Roque, acompañada por tambores, cajas de guerra y caracolas. Fue un momento mágico.

Tuve el gran honor —no como periodista, sino como amigo de los vecinos de San Roque— de subir y cubrir la llegada. Algunos vecinos incluso me abrieron las puertas de sus balcones para que pudiera inmortalizar ese instante tan bello y emotivo.

A todos ellos, gracias de corazón.

Gracias, Pepe, por tu dedicación, por tu forma de ser, y por estar siempre pendiente de todo.

Y gracias, sobre todo, a esa gran Peña de San Roque, que ha demostrado que cuando hay ganas, amor y respeto por las tradiciones, todo se puede conseguir.

Ustedes han logrado que las Fiestas de Las Marías vuelvan a ser del pueblo y para el pueblo.

¡Felicidades!

Y que nunca se pierdan Las Mañas.

Gracias por dejarme sentirme uno más entre ustedes.

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