Virginia Martín Dávila y la literatura canaria

Esta treintañera nacida en el barrio del Toscal de Santa Cruz de Tenerife es el prototipo de la nueva generación de mujeres muy aplicadas en su trabajo. Titulada en dos carreras, Filosofía y Filología Hispánica, es una profesora de enseñanza secundaria que presentó recientemente en la universidad de La Laguna una tesis doctoral en la que estudia la narrativa de tres autores de la generación de los 70. Pese a que los docentes se quejan de la excesiva burocratización que se les exige, ella mantiene íntegra su ilusión por dar clase e investigar, y lo sigue haciendo aunque todavía no está dentro de la enseñanza superior. Sabido es que las dos universidades canarias tienen un profesorado envejecido, y el sistema hace que no sea fácil el reemplazo generacional.

Estima Virginia que la docencia está en un momento de cambio, porque los factores tecnológicos vinculados a la Inteligencia Artificial forman una nueva manera de transmitir los conocimientos. Y lo importante es que el sistema aproveche toda la diversidad cultural. Para aclarar su posición señala que en internet hay bastantes documentos erróneos, y el problema es que cuando la Inteligencia Artificial no sabe cómo responder a una cuestión se inventa la respuesta.

Cree también que en los tiempos que corren el uso y abuso de las redes sociales crean problemas de estrés y ansiedad. En realidad, todo está cambiando, y lo que está claro es que la mente humana necesita funcionar por sí misma y en ese proceso se llega a conclusiones válidas, el famoso Eureka de los griegos. Porque el sistema te dice lo que quieres oír, y de este modo el mundo se empobrece.

Así piensa: Mi generación se ha incorporado muy tarde al mundo laboral, y hace falta una mayor fluidez en las ideas, hay que trabajar en ello. De lo contrario caeríamos en lo que Umberto Eco llamó el fascismo eterno, pues debemos llegar a una mayor concienciación sobre el potencial del autoritarismo y el extremismo en la sociedad. El ensayo ha sido ampliamente citado en los debates académicos sobre el fascismo y el extremismo político. Es importante que el sistema aproveche toda la diversidad cultural que se da aquí.

Respecto a la IA, piensa que está deteriorando el sistema, pero dentro de un tiempo todo se normalizará. En cuanto a las redes sociales, el problema consiste en que crean estrés y ansiedad. El mundo se empobrece, y hay muchos jóvenes enganchados al móvil. Desde la semiótica, el mundo es un conjunto de signos.

La tesis doctoral de Virginia estudia la narrativa de tres novelas muy conocidas de los años 80, bajo la mención de doctorado internacional puesto que fue elaborada en colaboración con la universidad de Cagliari, en la isla de Cerdeña, Italia. Las obras analizadas son Las naves quemadas, de 1982; Las espiritistas de Telde, de 1981 y Nos dejaron el muerto, 1984. Ella opina que la generación de los 70 creó una nueva forma de entender el mundo, un nuevo modelo para la democracia y una nueva forma de entender Canarias. Por circunstancias de la edad, estos escritores están desapareciendo. Pero ella está ahí, ahora aplicada a convertir su tesis doctoral en un ensayo, y que se publique en forma de libro. Para eso necesita limpiarla del lenguaje académico que se requiere en la universidad. Durante el doctorado, Virginia tuvo dos estancias en Italia que le permitieron profundizar en sus conocimientos teóricos en torno a los grandes semiólogos.

Ella sigue trabajando en la literatura canaria de la transición y en ella la isla aparece como marco de las grandes configuraciones identitarias del archipiélago en esa búsqueda de autodefinirse. Esto aporta a la literatura canaria una nueva capacidad de la sociedad para leerse a sí misma, convirtiendo a las islas en un sujeto histórico que vive y toma valor. Se consigue una transformación en la significación de las relaciones locales, que no son espacios inmóviles o aislados, sino que están abiertas a las culturas y realidades en esta forja de la identidad.

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