• Uno de los aspectos más destacados fue la apuesta por la inclusión, ya que el espectáculo ofreció accesibilidad a personas usuarias de lengua de signos
Este sábado, 27 de septiembre, el Teatro Hespérides se convirtió en un espacio de fantasía, imaginación e inclusión con la celebración del espectáculo ‘Rodando Rodari’, a cargo del pedagogo Antonio Conejo.
La propuesta escénica, basada en los cuentos del maestro y periodista italiano Gianni Rodari, ha estado protagonizada por una narración repleta de aventuras, humor, enseñanzas y magia. Entre los relatos adaptados, se encuentran títulos como ‘El camino que no iba a
ninguna parte’, ‘Teresita la que no crece’, ‘Alicia Caerina’ o ‘El flautista y los automóviles’. Cada historia mantuvo su esencia propia, pero compartiendo elementos
comunes que conectan las tramas, mostrando a los niños y niñas como los protagonistas que, con la imaginación, la curiosidad e inocencia que les definen, son capaces de enfrentar los
desafíos sin perder su identidad.
Uno de los aspectos más destacados fue la apuesta por la inclusión, ya que el espectáculo ofreció accesibilidad a personas usuarias de lengua de signos. La expresividad de la intérprete Natasha Luzardo, unida a la narración de Conejo, creó imágenes mentales y
pequeñas coreografías gestuales que enriquecieron el sentido de cada palabra y sobresalieron en esta innovadora propuesta del intérprete.
El concejal de Cultura, Julián Melián, ha destacado la importancia de crear y traer espectáculos inclusivos que tengan en cuenta todas las realidades que existen, subrayando que «es fundamental que la cultura sea un espacio donde todos puedan sentirse representados, participar y disfrutar por igual. Tenemos la responsabilidad de acercar el arte a la ciudadanía por igual».
La música en directo, original y ejecutada por Óscar Tiraida, añadió un ambiente sonoro envolvente que animó a la interacción con el público, convirtiendo la función en una experiencia compartida y participativa.
‘Rodando Rodari’ consiguió emocionar, hacer reflexionar y demostrar el poder
transformador de la palabra y de los cuentos a los asistentes. Una cita que dejó huella tanto en
los más pequeños como en los adultos, consolidando el Teatro Hespérides como un lugar
donde la imaginación y la inclusión van de la mano.