El infierno que vive el barrio de Valsendero (Valleseco) por un vecino conflictivo

. «Es un peligro, queremos que se lo lleven de aquí»

“se intentó tener paciencia con él, conscientes de su situación personal, pero ha sobrepasado todos los límites de convivencia”

Valsendero, un rincón de Valleseco que siempre ha sido un paraje de tranquilidad, donde la vida se detiene para respirar armonía en plena naturaleza, se ha visto convertido en escenario de miedo e incertidumbre. Lo que hasta hace poco era un barrio apacible, hoy vive sumido en la tensión constante por los actos violentos y vandálicos de un vecino conflictivo.

Los hechos denunciados son graves y continuados: pinchazos de neumáticos, pintadas en viviendas particulares y edificios municipales, lanzamiento de objetos contra casas, agresiones y amenazas a vecinos. De especial alarma fueron los incendios intencionados de contenedores de basura en jornadas de máxima alerta contraincendios, que pusieron en serio riesgo tanto a las viviendas como al entorno forestal.

La situación ha alterado por completo la vida cotidiana del barrio. Hablamos con varios vecinos que no esconden su desesperación: “La situación es insostenible, algunas personas se ponen a llorar por la incertidumbre y por lo que pudiera llegar a pasar”. El miedo se ha instalado en la calle y en los hogares, especialmente entre las personas mayores, que sufren ansiedad y han dejado de salir de casa por temor.

“Nos escupe cuando pasamos por su lado y nos increpa sin razón alguna”, relata una vecina. “Vivimos con la sensación de que cualquier día puede pasar algo peor”. Este comportamiento hostil no se limita al vecindario: incluso el alcalde y concejales han sido increpados públicamente mientras intentaban dialogar y razonar con él, recibiendo insultos y muestras de desprecio.

Los testimonios se multiplican. Una madre de familia asegura: “Mis hijos tienen miedo, no quieren salir a jugar. Estamos pensando en irnos del barrio, porque vivir así no se aguanta más”. Otro vecino añade: “Aquí ya no se vive, sobrevivimos”.

Actualmente, se acumulan casi una veintena de denuncias formales, presentadas tanto por la Administración como por particulares, reflejo de un problema que lejos de remitir, se agrava día a día. La situación está empujando a varias familias a plantearse abandonar Valsendero, un hecho doloroso en un lugar que siempre se caracterizó por su paz y su fuerte arraigo comunitario.

La juventud también alza su voz. “Nos da rabia que nuestro barrio, que siempre fue seguro y tranquilo, ahora esté marcado por el miedo. Queremos quedarnos, pero si esto sigue así, muchos se marcharán”, afirman. Incluso este año, los jóvenes decidieron suspender una tradición de generaciones: subir caminando en la víspera de San Bartolomé hasta Fontanales. Lo hicieron por miedo a dejar solas a las personas mayores o a que se aprovecharan de su ausencia para cometer más actos delictivos en el barrio.

El malestar alcanza también a los espacios comunitarios: la cantina —único centro de reunión social— y la sede de la asociación de vecinos han sido atacadas con pintadas, roturas y vertidos de aceite que obligaron a la intervención de Protección Civil.

La rabia y la impotencia han llevado incluso a que los vecinos organicen guardias nocturnas para protegerse: “Vivimos con miedo, pero también con indignación. No es justo que tengamos que vigilar nuestras casas como si fuéramos nosotros la policía”, relatan.

Ante esta realidad, el Ayuntamiento de Valleseco ha solicitado a la autoridad judicial la adopción de medidas urgentes, entre ellas la prohibición de residencia o acercamiento al barrio, así como la valoración de un posible internamiento por motivos de salud mental, para proteger tanto al vecindario como a la propia persona causante de los hechos.

El alcalde, José Luis Rodríguez Quintana, subraya que “se intentó tener paciencia con él, conscientes de su situación personal, pero ha sobrepasado todos los límites de convivencia. Hemos pedido apoyo a la administración Civil y Judicial, porque la situación desborda las competencias municipales. Nuestro sistema judicial es muy garantista, pero los vecinos no entienden que se ponga en riesgo la convivencia, la seguridad y la libertad de todos, sin que el Estado pueda actuar con la diligencia que se necesita”.

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