Hoy sigo compartiendo mis pinceladas históricas sobre las Islas Canarias, y en esta ocasión quiero centrarme en la Isla verde, La Isla de La Gomera

La Gomera, es la segunda isla más pequeña del Archipiélago Canario, ha sido habitada desde la antigüedad.

 Y tiene una superficie de 369,76 km².

Hay muchas teorías sobre la procedencia del nombre «Gomera».

La más avalada es que el nombre Gomera está relacionado con las tribus bereber de igual nombre en el norte de Marruecos (en castellano tenemos Peñón de Vélez de  La Gomera y otros).

Estas tribus son agrícolas y desconocen la navegación igual que los oriundos del resto las Islas Canarias; con lo cual se piensa que pudieron ser llevados en su día por algún pueblo de navegantes fenicios o romanos.

 Existen algunas teorías que no tienen ningún rigor ni fundamento, como la que dice que su nombre proviene de Gomer, nieto de Noé.

El nombre de «Gomera» aparece por primera vez en el libro “El conocimiento de los Reinos del Mundo” (1350), una obra atribuida a un fraile aragonés que se cree castellanizó los topónimos que utilizaban los cartógrafos mallorquines en la designación de las islas.

En Mallorca, existe el castillo del Temple, que fue levantado sobre un jardín musulmán de nombre Almunia Gumera, y con los años recibió el nombre de Fortaleza Gomera

En el centro de la isla se encuentra el parque nacional de Garajonay, Se trata de un bosque primitivo, nuboso subtropical, propio de lugares húmedos y fue primero declarado en Canarias.

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1986 por la Unesco, el primero declarado en Canarias.

 ​ Por su parte el silbo gomero, un lenguaje silbado heredado de los aborígenes gomeros, también es Patrimonio de la Humanidad desde 2009.

De los aborígenes que, por cierto, eran los “gomeritas”, nos cuenta Albreu Galindo, (historiador franciscano) de origen andaluz que, “eran gente de mediana estatura, ligeros y diestros en defenderse y ofender.

Grandes tiradores de piedras (donde ponían el ojo ponían la piedra) y que enseñaban a sus hijos pequeños a esquivarlas, tirándole bolas de barro, luego cuan eran mayores, lo hacían, pero con varas con punta y así lograban que adquirieran gran destreza en liberarse de las piedras o flechas que le pudieran tirar”.

Ello llamaban a la isla Ghomara, nombre que ha sido traducido como «notable» o «jefe».7​ Los romanos (Plinio el viejo) la  conocían la como Iunonia o Junonia 

En el pre conquista, los gomeros vivían en pequeñas comunidades y tenían una cultura propia y una lengua única, el silbo gomero, que todavía se practica hoy en día Patrimonio de la Humanidad en el año 2009.

La isla se encontraba dividida en 4 cantones: Mulagua, Hipalan, Orone y Agana, identificándose estos territorios con los grandes valles de Hermigua, San Sebastián, Valle Gran Rey y Vallehermoso, respectivamente.

En 1404, la isla fue conquistada por los castellanos liderados por Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle. La conquista no fue fácil, ya que los gomeros resistieron con fuerza y mantuvieron una lucha constante contra los invasores durante más de un siglo.

Se dice que La  Gomera nunca fue conquistada y que a lo largo de los años cuando los nuevos pobladores europeos fueron estableciéndose en la isla, los aborígenes reconocieron su autoridad.

En el post conquista, la isla experimentó una gran transformación social, económica y cultural.

Los nuevos colonizadores trajeron nuevas técnicas agrícolas y ganaderas, y la isla se convirtió en un importante centro de producción de azúcar.

También se construyeron iglesias y otros edificios religiosos, que se convirtieron en el centro de la vida social y cultural de la isla.

Los gomeros fue un pueblo «inconformista» y «rebelde» que se levantaba cada vez que se cometía una tropelía o una injusticia hacia su pueblo.

Esta isla al igual que El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura estaban bajo un señorío, que duró hasta principios del siglo XIX, a diferencia del realengo en el que estaban las islas de La Palma, Tenerife y Gran Canaria.

 El señorío de la Gomera está relacionado con la familia Peraza y se caracterizó por su crueldad y por su tiranía.

Durante la época colonial, La Gomera sufrió numerosos ataques piratas, que asolaban las costas de la isla en busca de riquezas y esclavos.

Para protegerse de estos ataques, se construyeron numerosas fortificaciones y torres defensivas a lo largo de la costa.

La Gomera entra en los libros de historia como la última tierra pisada por Cristóbal Colón antes de llegar a América, en su primer viaje.

En el siglo XX, la isla experimentó un gran desarrollo turístico, que transformó la economía y la vida social de la isla. Se construyeron numerosos hoteles y complejos turísticos, lo que permitió a la isla diversificar su economía y atraer a un gran número de visitantes de todo el mundo.

En la actualidad, La Gomera es una isla moderna y cosmopolita, que ha sabido preservar su patrimonio cultural y natural.

La isla cuenta con una rica oferta turística, que incluye hermosas playas, paisajes espectaculares y una amplia gama de actividades culturales y deportivas.

También es famosa por su gastronomía, en la que destaca el uso de ingredientes locales y tradicionales.

En resumen, la historia de La Gomera es una mezcla de influencias prehispánicas, coloniales y modernas, que han dejado su huella en la isla. Desde los antiguos guanches hasta los turistas de hoy en día, la isla ha sido un lugar de encuentro y de intercambio cultural, en el que se han mezclado tradiciones y costumbres de todo el mundo.

¡Qué cosas!

Compartir esta noticia: