De la pluralidad paisajística que nos ofrece mi municipio de Telde, yo destacaría sobremanera el “Barranco de los Cernícalos”, lugar que, aconsejo para practicar deporte del senderismo en cualquier época del año, pero muy especialmente en estos días de calor infernal que, estamos padeciendo; pues además te va a permitir disfrutar de la naturaleza virgen, acompañado del encantador y divino susurro del agua corriendo en libertad.
Aunque no creas amigo que el caminar, es el verdadero secreto de la vida, porque no te imaginas la cantidad de “carteros” conocidos míos, que ya crían “malvas“ en el cementerio. Jajajajaaja.
El mentado precioso Barranco, es sin lugar a dudas, uno de los lugares, más verde de la Isla de Gran Canaria que, además contenga un caudal de agua salvaje, permanentemente durante todo el año, variando su caudal, según la época del año; el cual va variando según la estación y régimen de lluvias caídas.
Se trata de un poco más de 12 Kilómetros de espectacular orografía por donde el discurrir del agua, fría “de cojones”, por cierto, ha ido elaborando curiosas cascadas y desfiladeros, de espectacular belleza y que le aportan al lugar un encanto natural especial.
Posee el Barranco una gran belleza botánica digna de resaltar, como los muchos Trajinaste, Salvias, Lavandas. Ejeques, Malvas, Cruzadillas, Malfuradas, Berros, (riquísimos), Culantrillos etc. además de aves rapaces, reptiles, anfibios, pájaros pintos, capirotes, canarios del monte, bisbitas o bispitas etc.
Tiene la gran ventaja que, puedes acercarte en coche hasta el mismo comienzo del Barranco, hasta donde llega una carretera desde Lomo Magullo y perfectamente asfaltada.
Allí existe una amplia explanada, que ha sido habilitada ex profeso como aparcamiento, donde de forma gratuita puedes dejar el coche perfectamente aparcado y sin que los “amigos de lo ajeno” te hagan una visita de esas que, llaman en el argot, “de cortesía”
Desde ahí, comienza a caminar Barranco arriba, pasando por una zona que llaman “. Castillo”, donde solíamos acampar en mi juvenil época de Boy Scout.
No te pares y sigue caminando, sin caer en la tentación, por otra parte, comprensible, de entretenerte parándote a presenciar tanta belleza enmarcada alrededor del cauce del agua.
Debes seguir Barranco arriba, hasta llegar a un lugar que denominan “las Playas”; es el sitio ideal para descansar un poco y retomar fuerzas e incluso, si eres un “machote” de esos de “pelo en pecho” y no te importa el frio, déjate deslizar a modo de tobogán natural a través de la cascada de agua allí existente y sumérgete en su charca, semi profunda. Desde ya te advierto que el frio te calará hasta el mismo tuétano de los huesos y si te entra ganas de hacer pis, no te la vas a encontrar o te llevaras un disgusto, cuando compruebes su nuevo tamaño, producto del frio del agua. Jajajajajaja.
Después del “remojón de los valientes” sécate bien, olvídate del tamaño de “la cosa”, que ya recupera su estado natural, continua la caminata y no te pares hasta llegar a la cascada que llaman, “El Caño”; pero no te asuste amigo, te aseguro que éste pertenece a ese grupo de los que solo “disparan” agua fría, eso sí, además “de cojones”, ¿Para que te voy a mentir?
Te puedo asegurar que, ante tal espectáculo de la naturaleza salvaje te vas a quedar impresionado y hasta agradecerás el salpiqueo de sus gélidas, cristalinas y puras aguas, como la misma montaña desde donde mana.
Luego se va estrechando el Barranco entre altas laderas que, culminan en La Breña; buen lugar para disfrutar con los amigos o en familia de un buen asadero de ricas chuletas de cochino negro canario, acompañadas, como no, de sus papitas arrugadas y un buen vino de la tierra.
En este caso, como ocurre en tantos otros lugares de la Isla de Gran Canaria, es el Barranco quien ejerce de frontera municipal o limite administrativo y geográfica.
Como dato histórico te apunto que, aquí y desde el 12 de marzo de 1802 se segregó Valsequillo y quedó como municipio independiente de la Ciudad de Telde.
¡Qué cosas!