De las muchas cosas interesantes que puedes visitar en la noble Villa de Agüimes, lugar donde antaño veraneaban los Obispos, (por algo sería) una de ella es precisamente las llamadas Cuevas de Ávila, las cuales están situada en la montaña de Agüimes¨.
Fue éste un lugar de resguardo de los primitivos pastores aborígenes canarí y posiblemente, también lugar de culto.
Mas contemporáneo nos sirvió al Grupo Scout al que pertenecía yo en mí ya lejana época juvenil de andar montes y caminos, para pernoctar, cuando hacíamos aquellas largas caminatas exploradoras por esos maravillosos parajes insulares e íbamos descubriendo nuestra historia en vivo.
La primera Cueva de Ávila está compuesta por dos estancias y en sus paredes podemos apreciar, restos de pinturas con dibujos en forma triangulares en colores, blancos, rojos y almagres; de ahí precisamente es por lo que se piensa que, que la Cueva tenía una función religiosa o de calendario estacional.
La segunda habitación, se encuentra medio enterrada y también posee pinturas en forma de franjas horizontales en colores rojos y blancos.
Se ve a que a nuestro “particular Miguel ángel canarí” le iba esos colores, porque se repite el muy jodido.
Si se te ocurriera, aunque solo sea de novelero y probar, el pasar una noche en el lugar, te puedo garantizar, por experiencia propia que, que te levantarás a la mañana siguiente, con una extraña sensación de haber recibido una descarga foto voltaica de energía positiva… o al menos eso creíamos todos los jóvenes de entonces, que para que les voy a mentir, nos gustaba más una fantasía, que a un tonto un lapis y aquello de poder contar luego que nos visitó en la noche el dios de los cañarís Acoran , el mismo que en Tenerife los guanches, para llevarnos la contraía llamaban Achamán , era una tentación que no podíamos dejar de contar; pues de confesarnos del “terrible “pecado mortal , siempre había tiempo antes de la misa de 12 en la parroquia de San Gregorio de Telde, donde Don José Diaz el párroco , no se enteraba; o por lo menos, lo único que le preocupaba eran conocer los “pecados de la carne” “cuantas veces” y si “solo o acompañado”, como si eso fuera a afectar al “gusto” ¡Qué pardillo! Pero a lo referido a la nocturna visita del Dios pagano canarí Acháman …ni puñetero caso ¡Oiga! Jajajajaja
Por cierto, no abandones Agúimes sin probar sus caracoles, que los preparan en un bar cerca de la plaza del pueblo que, te chupas los dedos.
¡Qué cosas!