Hoy prosigo con mi “Guía Informal y desenfadada de Gran Canaria”. Hoy hablaremos del Castillo de San Cristobal fortaleza que se encuentra en el Barrio Marinero de San Cristobal

Si amigos, este solitario “castillo” que se le conoce como de “San Cristóbal”, no lo es tal; porque su verdadero y genuino nombre es el de: “San Pedro Mártir de Verona”.

Es fácil de localizar y reconocer, pues encuentra ubicado sobre el marisco de la Rada del mismo nombre, a la salida hacia el Sur desde la Palmas y a la altura frente al Hospital Insular.

Lo ideó el ingeniero Torriani, y pensando en cubrir el flanco sur de la Ciudad de los continuos ataques piráticos de aquella época

Lo del “encasquetado sin vaselina”  nombrecito  de “San Cristóbal” se debe a que, un tal Ruiz de Vergara que, como era un “pelota y adulón”, quiso hacer un regalo  a su suegro, de los terrenos colindantes que, eran de su propiedad y como éste se llamaba Cristóbal y de apellido del Castillo, a la postre fundador del Telde actual, hasta entonces Telle, le construyó cerca de la playa, aunque en la zona de los  riscos  que linda con el mar, una pequeña capilla bajo la advocación de San Cristóbal y mira por donde que,  con el tiempo, de tanto llamar a aquel lugar como la iglesia;  San Cristóbal, el nombrecito llegó a apoderarse de todo el lugar; bahía, playa, finca y hasta del pobre Castillo que, como dije se llamaba de San Pedro Mártir de Verona; que por si no lo sabes, no solo es el patrón de Gran Canaria, sino de todo el Archipiélago, porque así lo quiso Carlos V.

De esta manera acabó todo confundiendo al personal, tanto de la playa, como al resto y al Castillo, desde entonces se le conoce como “el Castillo de San Cristóbal”

Si, ya sé que esto que te estoy contando no gusta, especialmente en Tenerife y además lo negarán hasta la saciedad, pero querido amigo lector, haz caso a la “Guía informal y desenfadada” que, te asegura: “Historia magistra est” o lo que es lo mismos; “La historia es maestra de la vida”. O sea y dicho de otra forma, para explicarme mejor y que me entienda hasta mi primo hermano que es chicharrero :  “la Historia con mayúscula, no tiene vuelta de hoja”, y esto que te cuento  es una Real Orden, de Carlos V, que te la puedo mostrar físicamente, pues se custodia en la Catedral de Canarias; la  también llamada Catedral de Santa y además dicha  Orden y nombramiento  fueron  refrendados por el  propio Papa León X , que aquí para nosotros y ahora que no nos escucha nadie, te diré que también era un “pelota declarado” como el yerno de Don Cristóbal del Castillo,  el de Telde, y como casi todos los curas de entonces  no sabía cómo agradar a nuestro emperador Carlos I de España y V de Alemania, dueño de todo mundo conocido por aquel entonces y de algo más que quedaba por conocer. Como Schaman, Las Escaleritas, La Patena, Siete Palmas etc. y tantos otros polígonos habitacionales que se irían construyendo en el siglo XX jajaja

Te advierto amigo novelero que este Castillo no es visitable físicamente, ya que su ubicación sobre el mismo marisco, lo deja completamente aislado por el mar cada vez que “sube la marea” y ni te cuento cuando con las mareas del Pino hay “reboso” (ver mi Léxico Canario); por lo tanto y por motivos de seguridad, el Cabildo que está en todas, y para de camino ahorrase el tener que construir una pasarela que salvara al agua, se fue por la parte más cómoda y decidió cerrarlo a cal y canto. Aunque poco le ha importado eso a lo muchos pulpos y a las lapas; ya que…, unos han encontrado un lugar ideal, para esconderse entre sus cimientos de piedras y otros el proliferar a todo tren, sin que nadie las arranque sin piedad y se las coman en vinagre o a la plancha y con un poquito de “mojo verde” por encima, que están de 15 de buenas (ver autentica receta en mi “Léxico Canario) Jajajajaja.

No puedo acabar esta crónica sin darle las gracias a ese gran hombre, benefactor de Gran Canaria que fuera Don José Macias, premio Canarias e hijo predilecto de Telde y que hoy habita en el Cielo disfrutando de la prometida Gloria de Nuestro Señor.

Pues siendo de presidente de nuestro Cabildo, puso todo su empeño y reconocido buen hacer, para restaurar el por entonces bastante derruido Castillo, hasta dejarlo así de bonito, tal cual luce hoy.

Recuerda cuando lo mires, no olvides que, se llama: “SAN PEDRO MÁRTIR DE VERONA”

 

¡Qué cosas!

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