El Gáldar firmó tablas (1-1) en su visita al Municipal de Sardina en un encuentro en el que fue claramente superior en juego, posesión y ocasiones, pero en el que la falta de acierto y la sobresaliente actuación del guardameta local impidieron sumar los tres puntos.
Desde el pitido inicial, el conjunto galdense asumió el control absoluto del partido. El dominio territorial y la circulación de balón mantuvieron al Sardina replegado en su propio campo durante gran parte del primer tiempo, en el que los locales apenas lograron cruzar el centro del campo y solo se aproximaron una vez a la portería visitante.
El premio al dominio llegó en el minuto 28, cuando Samuel Saavedra Molina culminó una acción ofensiva para adelantar al Gáldar (0-1). Antes del descanso, el equipo visitante dispuso de hasta tres ocasiones claras de gol, pero el marcador no volvió a moverse.
El guión no cambió tras el paso por vestuarios. El Gáldar siguió mandando en el juego y generando peligro constante, mientras el Sardina centró todos sus esfuerzos en defender su portería. Ahí emergió la figura del guardameta local, auténtico protagonista del partido, con intervenciones decisivas con manos y pies que desesperan una y otra vez a los atacantes galdenses. Hasta seis oportunidades claras dispuso el Gáldar en la segunda mitad, sin lograr ampliar la ventaja.
Cuando menos lo merecía el conjunto local, llegó el empate. En el minuto 53, Jesús López Rubio aprovechó una de las pocas llegadas del Sardina para batir al portero visitante y establecer el 1-1.
A partir de ahí, el encuentro mantuvo la misma dinámica: posesión y ocasiones para el Gáldar, resistencia numantina del Sardina. Ni el tiempo añadido ni el empuje final fueron suficientes para romper una igualdad que deja un sabor amargo al conjunto galdense, que hizo méritos más que suficientes para llevarse la victoria, pero se encontró con un rival afortunado y un portero en estado de gracia.


