Francisco Tarajano Pérez nació en Ingenio, Gran Canaria, el 15 de mayo de 1924 y falleció el 10 de noviembre de 2018, en el municipio de Agüimes, a los 94 años. Hijo de labradores, fue un poeta, escritor, historiador y profesor, en cuya obra recoge lo cotidiano y el sentir del canario, defendiendo la cultura isleña.
Este poeta ha sido cronista oficial de Agüímes desde 1983. Fue docente en diferentes colegios de Tenerife y de Gran Canaria durante su vida laboral, así como en Venezuela a donde emigró en 1956, tras ser profesor de Lengua y Literatura en la Universidad de la Laguna y regresando a las islas en 1972, donde ejerció como docente en el colegio María Auxiliadora y en los institutos de secundaria «Isabel de España» y «Pérez Galdós», donde se jubiló.
En su obra podemos disfrutar de refranes, adivinas, romances, décimas, coplas, etc.
Un ejemplo de ella es el poema que dedica a su hija:
Mi médica (Barranco arriba, barranco abajo – 1989)
Hoy me siento más hecho
hoy la alegría repica en mi puerta
hoy me trinan los huesos,
hoy se llena de versos mi cabeza
hoy me empino y me crezco
que hoy mi niña ganó mi ansiada meta.
Un buen día, allá lejos,
En Venezuela generosa y buena
con paternal empeño,
a mi tierna Alicia mandé a la escuela:
lindas alas de anhelos
jugaron con las cifras y las letras.
Con promisor esmero,
en ramas del saber fue dulce abeja:
tenía un buen espejo
en su madre por siempre colmenera,
y tuvo un buen maestro
en su padre constante en sus tareas.
Mi casa de hizo un cielo:
tuvo sol, tuvo luna, tuvo estrella;
los años fueron bellos,
más bella fue mi Alicia en primavera
y doraron mis sueños
en verla tan bonita y tan risueña.
Se empeñó en ser mi médico;
y emprendió tesonera su carrera:
la vieron los luceros
desafiar a la hormiga tempranera
y llenar su granero
de notas, de fichas y de recetas.
Hoy rebosa el contento,
la constancia ganó su recompensa:
ahora ya no pienso
viéndola armarse con libros de ciencia
y quitarse los sueños
por enfrentarse a disputadas pruebas.
Ya es médica de ingenio,
la villa donde ha tiempo yo naciera:
si en sus bellos senderos
principié con la vida mi pelea,
cuando llegue a mi término,
¡me haga dulce la última receta!