“Pasar, expresó el Mundo, irse, desvanecerse:
la suerte, la belleza, la juventud día a día:
tu vida no está quieta en un solo lugar.”
Christina Rosetti (1830-1894)
Pasar, irse, desvanecerse o borrase del mapa, dejar de ser un yo físico, enjambre palpable de piel, huesos, sangre y membranas, para convertirse en un nosotros global, a veces etéreo, otras veces igualmente consistente, de la voz poética. Sobre este desaparecer nos habla Antonio Arroyo Silva (La Palma, 1957) en esta entrevista en la que abordamos diferentes aspectos de su último trabajo, Borrase del mapa, y de su faceta como creador.
En Borrarse del mapa, descubrirás a un poeta que lleva de la mano al público lector a través del proceso de transmutación de la poesía que va diluyendo el yo personal del creador para culminar conformando el poso de la poética universal.
¿Por qué este título tan simbólico? ¿Es necesario Borrarse del mapa?
Todo parte de unos versos del poeta peruano Eduardo Chirinos que dicen que escribir poesía es una manera de desaparecer. Este poema está presente en el último fragmento y en la contraportada de Borrarse del mapa. El título es en sí una paradoja: la poesía no se borra del mapa, sino el yo poético se pierde entre los distintos voces universales (la mayoría fallecidos, pero muy vivos).
Cada poema de su nuevo poemario es introducido a su vez, por un verso de algún poema, ¿constituye un reconocimiento a todos aquellos poetas que te han inspirado en alguna ocasión?
Por supuesto que es un reconocimiento; pero también, como ya dije, un diálogo que a veces va a favor y a veces en contra.
¿Qué ofrece al público lector en estos 47 nuevos poemas en forma de sonetos?
Que vale la pena perderse o borrarse del mapa en un diálogo interminable con los grandes poetas universales.
¿Por qué esta composición poética?
En principio iba a escribir el libro en sonetos clásicos. Más tarde, en el avance, me di cuenta de que la rima entorpecía el desarrollo del poemario como tal. Por eso escribí en sonetos blancos, a veces, yendo más allá del endecasílabo, a veces acortándolo. Todo depende del ritmo, del tono, etc.
En cambio, si se respeta la estructura temática del soneto (idea A-idea B-crisis AB, síntesis). Yo digo que Petrarca inventó una estructura hegeliana, medio en broma (si Menéndez Pelayo levantara la cabeza, ja ja ja); pero me han dicho que no ando muy descaminado y quizás Hegel la utilizó para su Dialéctica. Y hablando de Dialéctica, qué mejor forma que esta para mi poemario.
Creo percibir en Borrarse del mapa a través de sus sonetos, una transición de un yo que se busca y no termina de hallarse hacia una constante interrogación del tú. ¿Es así? ¿Es el tú crucial en la creación poética?
Realmente no se trata del yo poético del poeta que escribe, sino del ser contemporáneo y el ser de ahora (quizás los lectores). Este yo no se termina de convencer de que es un elemento más de la Creación y que debe encontrar su equilibrio con la naturaleza. No ser el centro de la Creación, sino una pieza más. Quizás esta idea me venga de Spinoza y su teoría de inmanencia.
El tú es fundamental para el diálogo. Y ese tú son los poetas de los 47 epígrafes. En ese diálogo puede haber acuerdo o desacuerdo; pero siempre habrá una síntesis. Por supuesto, siempre se busca la fusión entre esos yoes y aquellos tus para borrarse del mapa y hallar el nosotros.
¿Cómo definiría en una sola palabra Borrarse del mapa? La palabra es SER. Somos únicos en relación con los demás y, por tanto insustituibles. pero no somos el centro de nada.
Si tuviera que elegir un olor y un color para asociarlo a este nuevo poemario, ¿cuáles serían?
El olor de la flor de azahar y el color azul.
¿Cuánto tiempo ha reposado Borrarse del mapa antes de llevarse a la publicación?
Bastante tiempo. Ya te dije cómo lo empecé pero así y todo, ha tenido una criba tremenda en dos o tres ocasiones. Yo diría que unos cuatro años.
Hablemos de su proceso de creación: ¿de dónde parten tus creaciones? ¿cuál es/son tu fuente de inspiración creativa?
Mi proceso de creación es largo. Nunca parto de tomar notas, sino que dejo que una sensación, una anécdota, etcétera… dé vueltas en mi pensamiento. De ahí me viene una imagen y eso me incita a la escritura y con ella viene la forma de expresión que voy adaptando según va evolucionando el poemario. Entonces viene mi pensamiento, digamos, matemático (el cuerpo, la arquitectura) y filosófico (el neuma, el alma), que hacen que todas las piezas vayan encajando como un puzle. Nunca pienso en un solo poema, sino en un conjunto. Creo que solo he escrito un poema-poemario: el que escribí tras la muerte del poeta Leocadio Ortega.
Me inspiran dos cosas: la naturaleza que me rodea, donde incluyo a las personas, por supuesto. Esto me sirve de base para añadir elementos a mi espacio poético. También el recuerdo y la memoria, que no son lo mismo: recuerdos son hechos vividos y memoria son hechos leídos.
En su opinión, ¿puede ser objeto de un poema cualquier cosa (o casi)?
Cualquier objeto, pasado por el tamiz del creador, puede ser un elemento poético y, como tal, puede ser un símbolo o bien puede quedarse como objeto real (véase poemas-objeto de la poesía brasileña, William Carlos Williams, etc.).
¿Qué es para usted un poema?
Creo que una unidad que gira sobre sí misma, un equilibrio de fuerzas que, a su vez, entra en equilibrio con otras unidades mayores para formar un conjunto a su vez unitario. Es como un ser vivo que se mueve y a veces piensa por sí mismo. Yo comparo esto con el movimiento de las galaxias. Un poema que no tenga vida, le falte la cabeza, el alma, el corazón, los brazos no es un poema.
¿Qué debe de contener un poema para estar bien construido?
Cuando digo unidad y fuerzas, por supuesto me refiero a registros, ritmo, imágenes, símbolos y las figuras literarias que siempre han de encontrar su correspondencia en la naturaleza. Para ello hace falta un dominio de los elementos expresivos y temáticos que solo se adquiere con los años de práctica; pero, sobre todo, con la lectura. Yo mismo, a pesar de que llevo más de 40 años escribiendo, no estoy seguro de haber logrado ese dominio. Cuando esté seguro no necesitaré seguir escribiendo poesía, ja, ja.
¿Es la belleza el objeto de la poesía o la poesía encierra en sí misma múltiples objetos por expresar y descubrir?
Te contesto con dos estrofas de un poema mío, recogido en mi poemario Sísifo Sol: La belleza, /la belleza absoluta: yo no quiero cantarle/a esa belleza, quiero por una vez negarla/y seguir mi camino cuando me la tropiece,/con la misma sospecha que ahora tengo: ¿era/ el trozo de cartón que empujaba el viento,/ese brillo detrás de los dientes del tigre?/¿O quizás el instante tan sólo/en que la vida vuelve a sonreírle al único/resquicio en la piel de la belleza/que no arde en el fuego de la enunciación?//Encuentro a la Belleza en la esquina, la pierdo/en los pilares de la luz,/ la vuelvo a encontrar…/entonces yo me pierdo y ella no me encuentra.
¿Es el poema un arma cargado de futuro, como dijera Gabriel Celaya, o de otras cosas? ¿qué cosas son esas?
Yo simplemente digo que la poesía es un arma cargada de eternidad. El poeta SIEMPRE toma partido hasta mancharse. Lo que creo que no debe hacer es propaganda política o, al menos, someterse a una doctrina, sea del signo que sea. Para hablar de política hay otros foros. La poesía, como la filosofía y el arte, deben estar siempre a la vanguardia. Y lo digo precisamente por Celaya. Por desgracia, el hecho de haberlo etiquetado en la poesía urgente, hizo que ignoráramos las demás facetas del poeta, muy variadas y ricas.
¿Cree que resulta más difícil comunicar a través de un poema que a través, por ejemplo, de un microrrelato?
Yo creo que el poema y el microrrelato entrarían en el mismo saco de lo comunicable. Estamos tan determinados por los medios respecto a lo que debemos ver, sentir, pensar que, muchas veces, no vemos la realidad que tenemos delante de nuestros ojos. Los medios, en general, no transmiten sensaciones ni mensajes que nos lleven a reflexionar por nosotros mismos, sino a seguir la pauta de los mensajes subliminares.
¿Qué es para usted ‘ser poeta’?
Ser poeta es ser gafe. Y, aunque parezca lo contrario, no lo digo en sentido peyorativo. Al contrario, el poeta gafa lo establecido por el sistema. Solo con ir más allá del simple lenguaje denotativo que el sistema quiere imponer. La poesía es connotación y la connotación conlleva a la reflexión y esta a no estar de acuerdo con ideas, cánones, credos, etc.
Esta acepción de gafe está acuñada por la revista digital GAFE.INFO, cuya directora es Beatriz Giovanna Ramírez y yo ejerzo como jefe de redacción.
Abordemos el paisaje literario en Canarias: ¿Cómo concibe el actual panorama literario y, en concreto, poético de las Islas? ¿Cree que se está escribiendo con calidad?
El panorama literario me parece extraordinario. Cada vez hay más personas que escriben mejor. Sin embargo, dentro de esa abundancia también hay mucha publicación que deja mucho que desear. Claro está, muchos autores se autoeditan sin ningún atisbo de autocrítica. También hay editoriales que no ponen filtros.
¿Cree que son necesarios crear espacios para el debate y la reflexión sobre la literatura en Canarias?
Son necesarios y de hecho los hay. Por ejemplo, el que conduce Pablo Alemán en Gran Canaria y el de Sergio Barreto en Tenerife. Que yo sepa, pero hay más. Destaco estos porque miran la literatura de Canarias no como un hecho aislado, sino porque buscan la relación con las demás literaturas.
¿Qué opina del uso de las redes sociales para compartir textos literarios?
Voy a decirte para qué las uso yo, sobre todo el Facebook y el WhatsApp. para comunicarme con personas, artistas, poetas, narradores que hubiese sido imposible hacerlo de otra manera. Y no por figurar, sino para posteriores trabajos en equipo desde distintos puntos del planeta.
¿Por qué libro de poesía metería la mano en el fuego?
A estas alturas, te confieso que mis manos están más que quemadas je, je, je. Yo las metería de nuevo en el fuego por Trilce, de César Vallejo.
¿Qué verso de otro poeta le hubiera gustado crear a usted?
Destino de la luz, nunca te acabes, de Luis Feria Hardisson, poeta de Canarias.
Y para terminar, ¿con qué autor/a le gustaría tomar un café y hablar de poesía?
Ya te dije en otra ocasión que ese placer ya lo había compartido con Rafael Cadenas. Incluso con Manuel Díaz Martínez. Pero, yendo más lejos, me gustaría hacerlo con Marcel Proust, pero nada de magdalenas ni café, sino chocolate con churros. Ni me imagino a dónde hubiera llegado Marcel (risas). Por supuesto, también me gustaría con Idea Vilariño o con Ida Vitale. Pero sobre todo lo haría con Pepa Molina y con Isa Guerra, entre otros muchos amigos y amigas. Que conste que Manuel Díaz Martínez, aparte de admirarlo como poeta, también es amigo con mayúscula. Los dos nos hemos pasado al café descafeinado; pero no hemos perdido la costumbre de hablar de poesía.