- Una partida económica incluida en el Presupuesto Municipal de este 2023
- Se trata de un Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, que pasará a formar parte del patrimonio municipal
El Ayuntamiento de Guía adquirirá la Ermita de San Juan y su entorno por 250.000 euros, una partida incluida en el Presupuesto Municipal de este 2023, según anunció el alcalde, Pedro Rodríguez, asegurando que se trata de una inversión “realmente importante que nos permitirá por fin acometer las actuaciones de protección de este inmueble de enorme valor histórico y patrimonial y sobre el que venimos trabajando desde el año 2011, cuando reactivamos desde este Ayuntamiento la tramitación del expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural”, subrayó.
El primer edil guiense destacó asimismo que la compra de esta ermita, además de permitir la recuperación de este BIC, con la categoría de Monumento desde 2018, da respuesta a una reivindicación histórica de los vecinos del barrio San Juan “que durante años han mostrado su preocupación e interés porque este inmueble pasase a ser de propiedad pública para garantizar así su conservación”, indicó.
La Ermita de San Juan data de 1690 y constituye un elemento representativo de la sociedad de finales del siglo XVII, en la que existían importantes propietarios vinculados a la expansión agrícola, así como una sociedad agraria instalada en un medio geográfico disperso y adaptado a un sistema productivo.
Atendiendo a su delimitación, el BIC lo forman la ermita y la pequeña plaza mirador y su entorno de protección está conformado por el montículo cubierto de vegetación donde se sitúa la ermita, las antiguas edificaciones y la cueva, situadas en el lado sureste del promontorio, formando una unidad arquitectónica, así como los caminos de acceso a la ermita, con una superficie aproximada de 6.000 metros cuadrados.
En cuanto a su edificación, ocupa una ubicación preeminente sobre un promontorio aislado, con acceso a pie a través de un antiguo camino que llega hasta la plataforma rocosa que, a modo de atalaya, tiene una amplia visión sobre el territorio circundante.
De este modo, el edificio es testimonio material de la arquitectura y de la sociedad de la época, con una construcción sencilla de muros de carga y cubiertas inclinadas, con estructura de madera par y nudillo según las pautas del estilo mudéjar y con una pequeña plaza que la rodea.