En las lenguas de Teror
ya se afilan las envidias
y comienza la zaranda
tras visillos y cortinas.
–
¡Yo no soy de los que hablan!
¡Líbreme, Dios de la insidia ¡
Pero me han dicho que Antonio
tiene la empresa ya en ruina.
–
Y algo buscaba Esperanza
cuando saliendo de misa
se marchó con el cuñado
con la boca llena risas
–
¿Y sabes lo del alcalde?
¡Que preñó a la María Elisa!
¡Ay, pobre de su mujer,
sola en casa y cornudita!
–
¿Y has visto el brillo del coche
del hijo de Serafina?
¿Cómo se atreve a comprarlo
con la que le viene encima?
–
¿Qué me dices de Luisito
que a la mujer ni se arrima?
Ya ni reza ante la Virgen
ni ante el Señor se persigna
–
¿Y cómo es que larga tan libre
zarandajo del cronista?
Bien dicen que habla más
quien más tiene qué le digan.
–
Que las lenguas de Teror
hacemos por las esquinas
trabajos de escudriñar,
labores de periodista.
–
Que depende de la gente
que de ellas na se diga,
sí saben hacer las cosas
cómo el que recto camina
–
EN LAS LENGUAS DE TEROR
BRILLA EXISTENCIA MEZQUINA
Y LO QUE CIERNE ZARANDA
ES LO POBRE DE SUS VIDAS