Hoy es uno de esos días en los que no me gusta pensar que pasará el día de mañana. Mi mente juega a la confusión contra mi. Entrar en mi mente es como navegar en aguas turbulentas, sin saber qué rumbo tomar para evitar la tormenta.

No quiero saber, no quiero pensar, no quiero que mis ángeles y demonios entren en su batalla diaria.  Sólo para despertarme cada mañana y saber qué me ha dado el destino en el ajedrez de la vida. Solo entonces moveré la pieza especificada y ese será el comienzo de este sabio juego. Ganar o perder.

El resultado dependerá de la estrategia que trace ante la incertidumbre o la certeza de vencer la adversidad que la vida pondrá ante mi cada día.