Director: Todd Field.
Guion: Todd Field.
Intérpretes: Cate Blanchett, Nina Hoss, Mark Strong, Noémie Merlant.
Sinopsis:
La mundialmente famosa Lydia Tár está a solo unos días de grabar la sinfonía que la llevará a las alturas de su ya formidable carrera. La notablemente brillante y encantadora hija adoptiva de Tár, Petra, de seis años, tiene un papel clave en la tarea. Y cuando los elementos parecen conspirar contra Lydia, la joven es un apoyo emocional importante para su madre en apuros.
MI CRÍTICA:
La película dura en exceso, aunque a ratos no se note. Se nota al final, cuando acaba y te quedas tan anodino como empezaste. Bueno, menos los incondicionales de la música clásica que disfrutarán de un sinfín de diálogos explicativos y eruditos hacia esa biosfera de armónicos y batutas. Pero a los que nos da igual la polémica de si Beethoven le robó algunas músicas a Mozart, pues hay fases en las que parece que la película no termina de arrancar. Una realización con muchos planos secuencia y pocos cortes de cámara dan ese tempo inicial de “lento” tirando a “adagio moderato” (vamos, planos largos y mucho hablar). La mitad de los diálogos no los recuerdo, porque no tenían que ver con la trama, simplemente para presentar la sabiduría y cultura de la directora de la orquesta de Berlín, Lydia Tár. Pero es que ya eso nos queda patente en la primera secuencia-entrevista que le hacen. Es una forma obvia de presentar a alguien, pero vale. Te lo comes y punto. El problema es que toda la hora siguiente es más de los mismo. Diálogos y más diálogos en juego de plano-contraplano.
Sí que me atrajo más, como documental. Reflejar los entresijos del mundo de la música tan jerarquizado, me mantuvo un poco más atento. Yo he sufrido el tener que pedir disculpas a una estrella, aun sabiendo que fue ella la que cometió el error. Todo porque no se liase más la cosa y por el buen fin de la obra. Y sé lo que se cuece. Por eso dejé aparcadas las bambalinas, por ahora. Aquí el director hace un ejercicio impecable de relatar como el infinito poder de una estrella con soberanía mediática puede llegar a corromperla. Muchas veces es por dinero. Pero, como en otros, verídicos, en este es el sexo el que motiva a los personajes.
Una de las cosas en las que falla esta película es que es tan larga que el verdadero primer giro de la historia llega pasada más de una hora. En esa parte, si quitan secuencias, la película es la misma, se lo aseguro.
El director Todd Field ya me gustó en la película “En la habitación” (2001) y tiene un don especial para ocultar informaciones para que el espectador no juzgue a la ligera. Todo lo contrario de lo que hacen muchos medios de comunicación hoy en día, cuando quieren linchar a alguien e iniciar juicios paralelos. Durante esta historia, no sabemos si la protagonista tiene o no la razón y el autor intenta que tomemos nuestro propio posicionamiento con sus ambigüedades y ocultaciones de detalles importantes. Aunque, para ello, a veces recurre a elementos que luego no cierran bien las tramas. A mí se me queda colgado el saber para que servían las ensoñaciones que tenía la directora musical ¿remordimientos?
Otra cosa que apreciamos con facilidad viendo esta cinta, es lo evidente de poner de relevancia casos de abuso de poder para tener relaciones sexuales como los que dieron pie a la iniciativa #MeToo. Insignes nombres han pasado por la quilla de ser acusados de usar su posición privilegiada para contratar a otros artistas para someter sexualmente a sus víctimas. Recordemos los casos de Harvey Weinstein, condenado a 16 años de prisión por contratar actrices a cambio de favores sexuales o Plácido Domingo que tuvo que pedir perdón por el dolor causado a sus víctimas. Aquí es una lesbiana la protagonista del mismo relato que los anteriores. A lo largo de la película nuestra heroína musical pasa, de ser una genio a ser un ser deplorable.
Y Cate Blanchett, que hace uno de los papelazos de su vida. Óscar casi seguro. La sutileza de la conversión del personaje es de ponérsela a los alumnos de interpretación en las clases. Ese aire de arrogancia insultante del principio ya me impresionó, pero; a medida que se va deteriorando su imagen pública, lo hacen sus emociones y su forma de exteriorizar. Es complejo el personaje en matices casi imperceptiblemente y eso es lo que me encanta: cambia radical de personaje pero siendo la esencia del mismo.
Es una pena que el documento explicito de cómo se manejan los hilos de la alta alcurnia de la música de las grandes orquestas se vea diluido al final. Desde el punto de giro de las acusaciones que le hacen, la película viene en “adagio” y va “crescendo” hasta el “allegro”, para terminar en un “prestissimo” que no se entiende y que hace que cuando salen los créditos finales se te quede una cara de ¿y todo para esto? En definitiva, es una buena sinfonía con demasiadas notas discordantes. Y la última secuencia me parece ridícula. Con lo que, terminar el último plano de una obra tan seria como esta con una gracieta, no le pega y se carga mucho del trabajo anterior del personaje y de la historia en sí. Ah, y los Oscars de la fotografía y el montaje, pues no me parecen, ni de lejos.
6 NOMINACIONES:
Mejor Película
Mejor Director (Todd Field)
Mejor Guion Original (Todd Field)
Mejor Actriz (Cate Blanchett)
Mejor Director de Fotografía (Florian Hoffmeister)
Mejor Montaje (Monika Willi)