El Ayuntamiento de Gáldar dona ropa deportiva y un dron a la comunidad indígena Tarvita Alta de Bolivia

El Ayuntamiento de Gáldar, a través de la concejalía de Solidaridad, que dirige Ana Teresa Mendoza, ha entregado en la mañana de este martes 20 conjuntos de ropa deportiva y un dron para niños a la Asociación de Ayuda Sociosanitaria ‘Comunidad Indígena Tarvita Alta’, que atiende a este poblado situado en Sucre, al sur de Bolivia. Con ello, el Consistorio pretende fomentar la actividad deportiva y adentrarles en el conocimiento de las nuevas tecnologías. Se trata de la segunda donación del Ayuntamiento después de que el año pasado les hiciera entrega de 42 conjuntos de chándales y camisetas.

La Asociación, que preside Carlos Siles, dio las gracias al Ayuntamiento de Gáldar, a la concejala de Solidaridad y al alcalde de la Ciudad, Teodoro Sosa, por su colaboración con este proyecto. Esta Asociación trabaja desde el 2010 en mejorar las penosas condiciones de vida en las que se encontraba este poblado de unas 280 personas y ha conseguido, por medio de subvenciones del Cabildo de Gran Canaria, donaciones como la del Ayuntamiento de Gáldar, su equipo de voluntarios, entidades privadas y fondos propios, la construcción de una unidad escolar, un hospital que lleva el nombre de Gran Canaria y el establecimiento de una nutrición adecuada para todos sus habitantes, incluidos más de 50 niños de menos de 13 años.

En la actualidad la Asociación afronta el principal reto de reformar la antigua unidad escolar para convertirla en una escuela taller y así atender a cinco comunidades indígenas contiguas, por lo que pasaría de acoger 54 niños a 250 entre todos sus unidades escolares. El Hospital, mientras, sí puede ofertar la atención al resto de poblados, que suman más de 1.000 personas. Al haber terminado la construcción de la Unidad Escolar y del Hospital, cinco comunidades indígenas contiguas al poblado han pedido beneficiarse de la Unidad Escolar y del Hospital. Eso supone que, de una población general de 280 personas, han pasado a 1.200 personas, y de tener más de cincuenta niños a tener 250.

Carlos Siles anima a la colaboración y al voluntariado para seguir impulsando algo que ya considera «más que un proyecto, una realidad». «Lo importante además de ayudarles es divertirnos todos juntos y aprender unos de otros», añade.