Cuando el gris acaba con el verde

A veces sucede sin que nos demos cuenta. A veces, de manera fugaz, otras, lentamente, casi sin percibirlo. Pero ocurre, nuestras ciudades se van quedando sin verde. Poco a poco, los árboles desaparecen, las plazas se vuelven de cemento, y los nuevos proyectos urbanos olvidan la vida que brota con un simple gesto.

No es que quienes han tomado decisiones ignoren los beneficios que los árboles y la vegetación aportan. Todos sabemos que purifican el aire, reducen el calor, acogen a la fauna, y mejoran el bienestar físico y emocional de las personas. Lo que falta, en demasiados casos, es sensibilidad, conciencia y compromiso real.

Durante los últimos años hemos sido testigos de cómo se reemplaza lo natural por lo artificial, lo vivo por lo inerte. Se eliminan árboles, se priorizan los costos de mantenimiento sobre el valor ambiental, y se diseñan espacios públicos más pensados para la foto que para el descanso y la vida comunitaria.

Y así, el gris acaba imponiéndose al verde. Donde antes había sombra, frescor y canto de pájaros hoy solo hay calor, ruido y vacío. Se levantan estructuras de hormigón que prometen modernidad, o de otros materiales que en poco tiempo se deterioran y terminan en los vertederos. Esa no es la ciudad del futuro. Esa es una ciudad que olvida su alma.

Los árboles no son un adorno, son seres vivos y parte esencial de la infraestructura vital de nuestras comunidades.

Son patrimonio natural y social. Y por eso, quienes ocupamos puestos de decisión, ya sea en gobiernos locales, regionales o nacionales, o incluso en el sector privado, tienen una enorme responsabilidad, la de proteger, recuperar y multiplicar los espacios verdes, y revertir el daño causado por años de indiferencia.

Tener poder de decisión implica también tener poder de transformación. Significa mirar más allá de los presupuestos anuales o de las modas urbanísticas, y comprender que cada árbol que se planta es una inversión en salud, en futuro y en humanidad.

Quien decide conservar un parque, rescatar una arboleda o incorporar naturaleza en un proyecto urbano, está decidiendo por la vida.

No permitamos que el gris siga ganando terreno. Todavía estamos a tiempo de cambiar el futuro y dejar un legado digno a las generaciones venideras.

Si no actuamos ya, nunca nos lo perdonarán. 

Juan Jiménez Suárez

Concejal de Vías, Obras e Infraestructuras del

Ayuntamiento de Santa María de Guía

 

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