Homenaje a un gran hombre SANDOKAN por Rayco Cruz Santana

Artículo publicado el 17/03/2015

Volvemos a publicar este artículo hoy nos ha dejado, un gran rescatador que junto al BOLI seguiran rescatando alla donde estén 

Hoy quiero dedicar un poco mi perfil a un gran hombre que sin mirar atrás ni siquiera pensarlo dos veces se ha lanzado a la mar enfurecida para salvar vidas. 
Un hombre que se merece todo el respeto del mundo, sin el, hoy en día faltarían muchas vidas en Gran Canaria.

El es el Gran SANDOKAN.
Una persona altruista. 
Un lobo de mar.
Y aun así, delicado de salud. 
Solo desea recuperarse 
para volver a la mar.

Aquí muestro un poco de su historia.

SANDOKAN. 
Él es Manuel Sosa Medina, al que todos en Gran Canaria conocen cariñosamente como Sandokán (como el protagonista de la serie de novelas de aventuras escritas por el italiano Emilio Salgari) debido a la altruista labor que lleva a cabo desde hace años en la costa norte de la isla donde las peligrosas corrientes y el fuerte oleaje han forjado su leyenda, habiendo rescatado ya a más de 200 personas en apuros.

Hombre de mar desde la infancia, en realidad nació en el seno de una familia agrícola. Hasta que rompió con la tradición para vivir hermanado con el Océano Atlántico. Sandokán, natural del Puertillo en Bañaderos (Arucas), cuenta que desde niño “el mar me llamaba. Siempre me escapaba del colegio, me venía al Puertillo y jugaba con los charcos de la playa, hacía barquitos y les ponía una vela. 

El profesor siempre me venía a buscar cuando más tranquilo estaba. Al final, fue el maestro quien, ya agotado, le dijo a mi padre que no tenía nada que hacer conmigo, que había nacido para dedicarme a la marea”, narra este amable hombre de largas barbas blancas, quien confiesa que se recrea admirando el mar y éste le da vida. “Pero tanto te da vida como te la quita”, apunta Sandokán.

Primer rescate

Manuel era un adolescente de tan sólo 15 años y “como siempre me había escapado del colegio. Estaba limpiando la playa y de pronto vi a una niña en apuros a la que un golpe de mar repentino no la dejó ni reaccionar, quedando atrapada por el oleaje”. Sandokán no lo dudo ni un momento y en un instante arrastró su lancha por la arena sorteando las altas olas hasta alcanzar a la pequeña que flotaba inerte. Había perdido el conocimiento, la subió a la embarcación y comenzó a reanimarla. “Había tragado mucha agua, pero no tardó en reaccionar”, recuerda Sandokán, que relata cómo décadas después aquella niña menuda a la que salvó la vida volvió al Puertillo para agradecerle la heroica acción y presentarle a sus hijas. Desde entonces el altruismo de este lobo de mar ha sido incesante, colaborando con la Guardia Civil y Policía Local siempre que una situación difícil requiere de su destreza y habilidad, “ya que el mar no respeta a nadie”. Así, desde el último rescate tan sólo han transcurrido dos días. El pasado lunes, el cuerpo sin vida de José Miguel Santana desaparecido el viernes en Costa Ayala cuando un golpe de mar lo arrastró sin que nada se pudiera hacer por rescatarlo con vida, salió a flote prácticamente en la misma zona en la que el mar se lo tragó después de haber estado batallando 20 minutos, poco después de las 15.00 horas.

El cadáver, que salió a flote hasta en seis ocasiones, fue avistado de nuevo por familiares del fallecido que se encontraban en la zona. 

Éstos avisaron a Sandokán, que había hecho una pausa para almorzar y recuperar fuerzas junto con los miembros que participaban en las labores de rescate. “Yo supuse que el cuerpo estaría enterrado en el mismo lugar en el que se le vio por última vez, porque las corrientes eran muy fuertes y en estos casos el fango lo mantiene en las profundidades hasta que la fuerza del mar afloja”, sostiene Sandokán, que ya había advertido de la compleja situación a la familia. Entonces, tanto él como un compañero buceador de la zona, no dudaron ni un momento en acudir con su barco a intentar recuperar el cuerpo que estaba señalizado con una baliza luminosa. “Fue una complicada labor ya que el cuerpo pesaba mucho y estaba descomponiéndose, pero al final pudimos subirlo a la barca”, explica Manuel, quien se mostraba aliviado al saber que dentro de lo trágico del suceso, los familiares podrán descansar al dar sepultura a Santana.

“El mar no tiene secretos, sólo hay que mostrarle respeto”

Jóvenes y mayores, lugareños y extranjeros, surfistas y pescadores, más de 200 personas deben la vida a este hombre recio al que todos ven como un héroe en el Puertillo. Sandokán confiesa que el mar no tiene secretos ni amigos: “Únicamente hay que mostrarle respeto y no aventurarse cuando uno no conoce la zona”, explica. “La gente busca el riesgo. Yo he advertido a muchos inconscientes del peligro del mar embravecido y después he tenido que ir a rescatarlos”. “En estos casos no se puede hacer nada, cada uno busca su destino”, afirma Sandokán, quien asegura que todas las situaciones de rescate que ha vivido son arriesgadas, “ya que si una persona está en apuros es porque la mar está mala”.

Una barquilla con historia

Manuel construía barcas con cajas de madera y se ganaba la vida vendiendo pescado, aunque siempre quiso tener una embarcación propia. Así, Sandokán que dio su propio nombre a la barca que lleva consigo 26 años, pidió al propietario de la ferretería de Bañaderos comprársela y prometió pagársela a plazos. Tardó en pagarla un año y ha tenido que ponerle varios motores que han sido cedidos por el senador popular, José Macías, y el último de éstos de mayor potencia y caballaje, por José Manuel Soria mientras estuvo al frente del Cabildo de Gran Canaria, la pasada legislatura. Desde entonces, cuando este humilde aruquense se hace a la mar para salvar a una persona, nunca piensa en su vida ni en su embarcación. Sandokán dice que “lo importante es realizar la acción y salvar la vida de la persona en riesgo. Me satisface la labor que hago, pero a veces me siento impotente cuando la gente pierde la vida en el mar”, confiesa Sandokán al recordar el caso de una muchacha de Teror que reanimó pero falleció a los 15 días en el hospital.

Como reconocimiento a su labor, Sandokán ha recibido numerosas condecoraciones. Además de la calle que le otorgó su pueblo en El Puertillo, el Gobierno de Canarias le concedió una medalla de plata “por su impagable actuación en el rescate de vidas humanas en el mar”. Asimismo, el Ministerio de Interior le otorgó la medalla al mérito de la Protección Civil en su categoría de plata con distintivo rojo en 1991. También ha sido distinguido por el Rotary Club de Las Palmas de Gran Canaria, con el premio Humanidades José Joaquín Díaz de Aguilar 2006 y por varias asociaciones locales de distinta índole.

Mil gracias Sandokán

 

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