La representación de Teror que en la tarde del 7 de septiembre de 1952 inició este acto hoy por hoy símbolo del Pino, que los cronistas definieron como «nutridísima y grandiosamente devota que que al son de la música de sus rondallas y panderos desfiló en cabeza,…viejos y viejas que de ella formaban parte, llorando se postraron ante la Virgen para orar y vitorearla y mientras a los pies del trono era depositada la ofrenda, más lejos las notas de ¡Ay Teror, qué lindo eres! -que todos los grupos entonaron- y otros cantos populares de la tierra completaban la soberbia estampa»