La Navidad siempre ha sido motivo de felicidad.
 
Hogares engalanados, ventanas iluminadas, sonrisas infantiles que aumentan a destajo y figuras, duendes y magos de colores decorados.
Sin embargo, cuando un ser muy cercano parte hacia otro «espacio» próximo o lejano, la Navidad que con tanto anhelo siempre esperamos, cambia para no volver a ser nunca como antaño.
 
Alguna lágrima que brota mientras cuelgas las bolas con tus pequeños en brazos o a tu lado, sonando de fondo el villancico que te vio crecer, junto a esa persona que voló para no volver 💗💗.
 
Pero que a pesar de todo, ahí sigue estando, cuidándonos, acompañándonos y dándonos todo lo que en su día ofreció, sin esperar nada a cambio ❤❤.