Perfectamente imperfecta, cada vez más hermosa, cada vez más loca.
Ríe por todo, llora por nada.
Unas veces cariñosa, otras pasional, otras maternal.
Bebe vino, baila como si nadie la viera y canta como un ángel enamorado… a saber de quién.
Viste como quiere, anda como si nada, habla con desparpajo hasta que se escapa la carcajada.
¿La conoces?
Sí, es ella, la misma que viste llorar, reir y sonreír como si nada hubiera pasado antes de partir.