Cada domingo a la misma hora, escuchaba una música desconocida.
Sin darse cuenta, de ella estaba enamorada.
No era una música cualquiera, era una música que llegaba al alma.
Pero no llegaba de cualquier manera, llegaba para seguir enamorándola.
Las dos, cuando por fin se encontraron, se miraron, se besaron y ya no se separaron