Sí, tienen el poder de abatir el alma,
romper un corazón en mil pedazos,
llenar el día de la noche más oscura,
hacer añicos el sueño más hermoso,
fustigar una espalda, cansada de su peso,
crear un abismo entre dos bocas,
ensordecer el canto de las aves en primavera,
convertir la sonrisa en campo de otoño,
helar tus ilusiones como tímpano invernal.
Nunca unieron silencios,
eran realmente las miradas.
Tus silencios sepulcran mi alegría,
entristecen los ahora,
teniendo ya el mañana su fecha de caducidad.
Sigue siendo el dueño de tus silencios,
que yo sembraré mis confianza en otros prados.
Inma Flores ©