La sutileza de la autodestrucción

Qué hay detrás de comportamientos destinados a devaluar a una persona, de menospreciar su trabajo, de impedir su avance, de no reconocer sus éxitos.
Qué ocurre en la mente de una persona para pronosticar el fracaso del otro; no lo conseguirás, no serás capaz, imposible que lo logres, no estás preparado.
Es habitual encontrarnos con comportamientos humanos que incitan a la violencia, la agresividad verbal, física o psicológica. La percepción de esa actitud la focalizamos en el otro mientras se cultiva y crece en nosotros mismos de forma sutil – Entre otras acepciones, sutil significa, que es de poca intensidad pero gran penetración-.
-Es la culpa, el miedo, la impotencia lo que hace crueles a los hombres-
Anaïs Nin. Escritora Francesa, 1903-1977
Que alguien se haga daño a sí mismo parece un comportamiento carente de lógica, propio de trastornos mentales. Sin embargo, se trata de un impulso negativo que todos llevamos dentro en mayor o menor medida y que sale a la luz en las personas autodestructivas.
Estamos ante una persona autodestructiva que no se percibe como tal.
¿Cuales pueden ser sus síntomas?
Este tipo de personas suelen tener actitudes hostiles y dañinas hacia los demás. Son desconsideradas, en ocasiones groseras, promueven los chismes, la envidia y generan conflictos totalmente innecesarios.
Estos comportamientos provocan frustración, pues basan su relación en comparaciones, confrontaciones, conclusiones críticas de lo ocurrido y salvo que les hayan aplaudido mucho, y aún así, siempre salen perdiendo porque a alguien se le aplaudió más en otro momento anterior.
Las personas autodestructivas, suelen agredir, insultar, y cuando se les responde con la misma moneda, optan el rol de víctimas tras vendernos que es un acto injusto, doliente e ingrato contra su persona. Entran en profundos procesos de autocompasión -con lo buena persona que soy yo y lo que hago por ellos, me lo pagan así, no me valoran, no merecen mi esfuerzo, ni mi trabajo-
Las personas autodestructivas demandan mucho de los demás, muestran y expresan de forma pública e irracional desprecio por los otros, justificandolo con descalificaciones de todo tipo y destacando solo aspectos que considera negativos.
No son honestas consigo mismas.
Este perfil de personas suelen ocultar inconscientemente sus emociones y sentimientos, en ocasiones incluso, desconocerlos y rechazar cualquier tipo de ayuda al respecto. No son honestas consigo mismas. En la mayoría de los casos suelen aparentar solvencia y autosuficiencia emocional dando lecciones de cómo hay que gestionar los sentimientos o minimizando lo que le ocurre a los otros para centrarse inmediatamente en maximizar todas sus dolencias y lo mucho que sufren.
Sin embargo, cuando se les ofrece ayuda esgrimen todo tipo de argumentaciones para justificar su conducta y se niegan a admitir que tienen un problema, hasta sentirse insultados si insistes.
Las personas autodestructivas suelen aferrarse a costumbres en las que creen sentirse cómodas
Le quitan importancia al ejercicio físico, suelen tener una opinión negativa de su cuerpo pero hacen pocos esfuerzos por su arreglo personal. -Total para qué, esto no lo voy a arreglar dándome una paliza en un gimnasio y corriendo como un idiota por ahí.- Otras de las características es el insomnio y la abstinencia sexual, suelen dormir pocas horas y mantener escasas relaciones sexuales, culpabilizando en tal caso a su pareja de falta de estímulos.
Cuando las cosas van relativamente bien suelen quitarle importancia, sabotean los momentos de aparente tranquilidad, de buen rollo, de alegría colectiva. En estos casos, tras breves e incómodos momentos en los que no son el centro de atención, encontrarán argumentos para abandonar el evento o crear las circunstancias que le permitan recuperar la atención a través de conspiraciones con los más allegados o dependientes de su autoridad.
Las personas autodestructivas suelen ser caprichosas o exigentes e inconscientemente van destruyendo vínculos y amistades que han creado con relativa facilidad. Están muy pendientes del -qué dirán o habrá dicho de mi esos tipejos, mira tú, qué se han creído esas pijas engreídas- Conductas, estas y un largo listado de ellas que tienen relación con experiencias que han conformado una personalidad basada en el enfrentamiento, el miedo y la falta de autoestima. En algunos casos derivado de situaciones traumáticas en etapas vitales anteriores, especialmente en la infancia o adolescencia.
Aceptar y aceptarse es para estas personas un desafío de sometimiento a un mandato superior y no como el reconocimiento de una situación desde la que se puede y debe afrontar cualquier circunstancia o proyecto.
Entrenar con otra mirada
-Cualquier cosa que hagas con energía negativa quedará contaminado por ella, cualquier estado interno negativo es contagioso-
Eckhart Tolle
Ninguna de las personas, incluso el que escribe esta opinión está exento de asumir en algún momento ese errático rol autodestructivo. Conviene por ello, colocarnos frente al espejo cada día y vernos desde el otro lado. Reflexionar sobre el comportamiento que adquirimos, especialmente ante las primeras dificultades por pequeñas que aparenten. Centrar nuestra atención en crear, resolver, avanzar y trabajar desde la positividad. Poner en valor nuestras virtudes y las de los demás, minimizar los defectos, y aunque sin dar la espalda, evitar las noticias agoreras que te cargan de preocupaciones sobre las que nada puedes hacer.
Meditar con regularidad evitando que el pensamiento recurrente absorba el tiempo que debemos dedicarle a sentir el momento presente, el ahora consciente que te permite vivir con plenitud tu propia existencia.
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